Del Adviento a la Navidad: los libros que nos acompañan en el camino

Acabamos de celebrar el domingo de laetare en que estalla la alegría por el Dios que llega. Ese Dios, niño pequeño e indefenso que se cuela en nuestro corazón y nuestras vidas, aceleradas y dispersas, con su entrega sin límites. En esta recta final hacia la Navidad, que ya está aquí, se impone releer junto al portal de Belén algunos de los libros que abordan un acontecimiento tan grandioso y entrañable a la vez, el acontecimiento cumbre de la Historia. Et incarnatus est: con estas palabras profesamos en el Credo la entrada efectiva del Creador en la historia real.

 

Entre el sinfín de posibilidades, quisiera seleccionar tres libros muy distintos que tienen como protagonista al Dios hecho hombre: La infancia de Jesús (2011), de Ratzinger (Benedicto XVI), La alegría de Belén, de Scott Hahn (2014) y El belén que puso Dios, de Enrique Monasterio (2013).

El primero sigue los acontecimientos que celebraremos estos días navideños desde el nacimiento de Jesús en Belén hasta la huida a Egipto- Cuatro capítulos (es un libro breve, asequible y de fácil lectura) en cuyo epílogo veremos al Niño-adolescente enseñando en el templo a los doctores. No es la tercera parte, pero culmina los dos volúmenes anteriores con el que el Papa nos habló de Jesús de Nazareth: I. Desde la entrada en Jerusalén hasta la resurrección (2007) y II. Desde el Bautismo hasta la Transfiguración (2011). Textos muy sólidos, que conjugan el método histórico-crítico (contextualizar al Salvador en su momento) con la exégesis bíblica necesaria para entender y actualizar la Escritura en la tradición viva de la Iglesia. Una dimensión esencial de la interpretación que en absoluto se opone, sino más bien completa el estudio histórico. Porque la Iglesia es el pueblo de Dios, sujeto vivo de la Escritura- El Papa presenta sus libros, no como un acto magisterial sino como “expresión de mi búsqueda personal del rostro del Señor”- Ahora, en La infancia de Jesús nos lo presenta como “el acampar del Verbo, del eterno Logos divino en este mundo (…). Él mismo es la tienda del encuentro que “inaugura un nuevo modo de ser hombres” (p, 19).

 

Scott Hahn es un conocido converso norteamericano, autor de libros muy bien documentados a partir de sus conocimientos bíblicos y escriturísticos. La alegría de Belén se enmarca en lo personal, un viaje a Belén de su familia y algunas referencias a sus encuentros navideños años después ya con hijos repartidos por la geografía de su país- Pero inmediatamente y a lo largo de catorce breves capítulos (divididos a su vez en epígrafes, lo que facilita su lectura), se adentra en la exégesis bíblica de la Navidad: lo que ocurre en Belén, los personajes del acontecimiento, María, José, los ángeles, los pastores, los Magos, uniendo al final el cielo y la Sagrada Familia por medio de la Trinidad. Algunas tesis básicas: Dios quiso vincular la forma de llevar a cabo la salvación de la humanidad a la familia. El Evangelio es historia y alegoría, pero no fábula, es decir, invención o cuento. Las genealogías de los evangelistas Mateo y Lucas difieren porque el primero se enfoca a los judíos y el segundo a los gentiles, a nosotros… La maternidad virginal es un hecho milagroso y único… Y la mayor de todas: Dios asumió nuestra naturaleza humana para darnos su naturaleza divina. La Navidad es alegría para el mundo, que culmina en la Pascua. La clave de nuestra felicidad presente y futura

 

El belén que puso Dios es un libro que engaña. Parece un texto para niños y en absoluto lo es, aunque estos lo entienden y disfrutan: algo que demuestran las más de 15 ediciones desde 1995 (fecha en que se publicó) y las múltiples traducciones al italiano, japonés, ucraniano, holandés… Está escrito para personas mayores que sepan ser Niños y jugar a muñecos en el Belén. Algo que necesita de madurez. 16 capitulillos desde “al principio” hasta “colorín colorado” por los que desfilan Yavé alfarero planeando el big-bang y el mundo subsiguiente. Un Creador capaz de llorar porque se le tuercen las criaturas (“las figuras torcidas”, “las figuras rotas” son otros tantos capítulos). Y que disfruta con la posadera, el pastorcillo tonto, el asno de la posada, la lavandera… Todo ello estructurado por un diálogo entre el arcángel Gabriel y Oriente, la más pequeña estrella del universo, que anunciará a los Magos y al mundo la llegada de su redentor. Una auténtica delicia para rezar junto al portal en estos días navideños a partir de estas palabras que abren el libro: “Al principio, Dios quiso poner un belén y creó el universo para adornar la cuna”… Porque –sigue diciendo- “la Navidad no es un aniversario, ni un recuerdo. Tampoco es un sentimiento. Es el día en que Dios pone un belén en cada alma…

Maria Caballero


Joseph Ratzinger. Benedicto XVI. La infancia de Jesús. Planeta, 2012, ISBN 978-84-080-3943-3

Scott Hahn. La alegría de Belén. Rialp, 2014. ISBN 978-84-321-4453-0

Enrique Monasterio. El Belén que puso Dios. Palabra, 2008. ISBN 978-84-8239-856-3

 

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