Irene Marín Gayte: “La JMJ ha sido una experiencia muy fuerte de Dios y de Iglesia”

Sevilla (1994)
Matemática. Profesora e investigadora en la Universidad Loyola de Sevilla
Voluntaria de la JMJ Lisboa 2023

 Irene ha participado en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), de Madrid (2011), Cracovia (2016) y en Lisboa, en agosto de este año, donde se ha integrado como voluntaria los meses previos al encuentro mundial de jóvenes presidido por el Santo Padre.

Los últimos dos años ha estado trabajando en la universidad de la capital portuguesa, lo que le ha permitido involucrarse de lleno en el voluntariado, “todo esto hacía que tuviera las expectativas muy altas en esta JMJ”.  Y ahora, ya de vuelta en casa, “puedo afirmar que no sólo ha superado mis expectativas, sino que ha sido una experiencia muy fuerte de Dios y de Iglesia”.

Afirma que ha vivido la JMJ de una manera muy especial porque ha podido experimentar el amor de Dios en las personas que le rodeaban, especialmente a través de la belleza y pluralidad de la Iglesia. “Un aspecto que me ha sorprendido mucho de este encuentro en Lisboa ha sido la cantidad de países remotos que han participado: Zambia, Polinesia Francesa, Aruba o Curazao, y también jóvenes de lugares donde hay persecución como Iraq, Irán, China, etc”.

Sin duda, este encuentro le ha servido para palpar la grandeza y universalidad de la Iglesia católica, “y para valorar el esfuerzo que hacen miles de jóvenes para encontrarse con Jesús, con otros jóvenes y compartir la fe todos juntos”.

La principal enseñanza de la JMJ de Lisboa para Irene “se refleja en uno de los mensajes del papa Francisco en el que decía que el Señor nos ama como somos hoy y no por lo que seremos, por lo fuimos o por lo que queremos ser. También nos decían los obispos en las catequesis que esto no quiere decir que nos conformemos con nuestro pecado sino todo lo contrario, que acudamos a la confesión y busquemos la santidad”.

 “María se levantó y partió sin demora”

El lema del encuentro mundial de juventud “María se levantó y partió sin demora” no debe quedar – comenta Irene – como una anécdota. María como madre se levanta y acude en nuestra búsqueda y ayuda para traernos el mayor regalo, es decir, al mismo Jesús. Y, por otro lado, también es un llamamiento a que nosotros en nuestras vidas también nos levantemos, escuchemos la voz del Señor y lo llevemos a otros aspectos o personas de nuestra vida que aún no lo han recibido”.

Tras la Jornada Mundial de la Juventud intenta vivir la fe “con naturalidad. Por eso, aunque creo que no hago grandes cosas en mi día a día, sí intento conservar pequeños detalles y aspectos que ayudan a vivir la fe de modo natural. Básicamente, intento cuidar la participación en los sacramentos, sobre todo, acudiendo frecuentemente a la confesión y a la Eucaristía. Además, me gusta mucho acudir al sagrario y rezar allí delante del Señor, ya sea en una hora santa de Hakuna, como en un rato en la capilla de San Onofre o un rato en el sagrario de la parroquia después de misa”.

Reconoce que en su humanidad “falla y descuida alguno de estos aspectos, pero siempre intento volver, me confieso e intento empezar de nuevo”. Otro aspecto importante en su vida de fe son las personas que le rodean, amigos, familia, su novio Álvaro, al que conoció en la JMJ de Cracovia, como los sacerdotes y personas que le acompañan espiritualmente. “Siempre procuro no sólo rezar e intentar ver cuál es el plan de Dios en mi vida, sino también contrastarlo y dejarme guiar y aconsejar por todos ellos”.

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