“La Buena Noticia es un regalo que si se retiene, se pierde”

Constantino Rodríguez
Sevilla (1965)
Licenciado en Bellas Artes, con la especialidad de Conservación y Restauración de Bienes Culturales.
Consultor Tecnológico en una multinacional francesa
Miembro de la Delegación Diocesana de Apostolado Seglar

 

Constantino pertenece a los seglares claretianos, “un movimiento internacional con carisma eminentemente evangelizador que quiere ser levadura y sal en todas las dimensiones de la vida laical”. Sus miembros viven la fe en pequeñas comunidades que celebran, rezan y se ayudan mutuamente en la construcción del Reino. “La mía, (una de las siete que existen actualmente en Sevilla), la componemos veinte miembros: ocho matrimonios y cuatro personas solteras que nos reunimos cada semana desde hace más de 30 años en la Parroquia de San Antonio María Claret”.

La Iglesia en España celebra el 12 de noviembre el día de la Iglesia Diocesana bajo el lema ‘Orgullosos de nuestra fe’. En esta línea, Constantino asegura que se rebela ante quienes declaran que la fe es un asunto de la esfera personal y que debe restringirse a ese ámbito. “No sólo no es únicamente personal. También tiene una dimensión comunitaria y pública. Debe ser tratada como un valor de la sociedad, aunque no se comparta. Así es reconocido por muchas personas no creyentes pero de buena voluntad y libres de prejuicios. Defiendo la pluriconfesionalidad del Estado, antes que la no confesionalidad.  La dimensión espiritual y trascendente es un valor tradicionalmente despreciado en política, pero eso está cambiando”.

Universalidad del Evangelio

Sobre su pertenencia a la comunidad cristiana afirma que vive su fe dentro de la familia y en una comunidad de dimensiones humanas, “donde hay una relación personal profunda de todos con todos, que nos permite crecer en libertad y fraternidad en torno a Jesús. Eso no impide que seamos conscientes de que pertenecemos a una realidad mayor parroquial y diocesana. Vivimos con naturalidad la enorme riqueza de una parroquia llena de asociaciones y movimientos. Pertenecer a un movimiento internacional me ayuda además a tener siempre presente la universalidad de la llamada al anuncio del Evangelio”.

Delegación de Apostolado Seglar

Expresa que aporta su tiempo y cualidades al servicio de la Iglesia. “Si hablamos de servicio intraeclesial, durante muchos años mi servicio ha sido a través del movimiento de seglares claretianos con distintas responsabilidades. Colaboro actualmente con la Iglesia diocesana en la Delegación de Apostolado Seglar y como secretario del Consejo Diocesano de Pastoral. Si hablamos de labores extraeclesiales colaboro en la construcción del Reino en mis actividades cotidianas familiares y profesionales y, de manera más específica, en la rehabilitación del depauperado servicio público con la militancia en un partido político”.

Constantino no entiende la fe desligada de la vida. “La Buena Noticia es un regalo que si se retiene, se pierde. Por eso, intento vivir ese encuentro con el Resucitado cada día en todos los ámbitos de mi vida, aunque casi nunca acabe satisfecho: en mi familia, en mi trabajo, en mi implicación política, en mi economía, en mi tiempo de ocio, en mis publicaciones en redes sociales… La fe, tal como la entiendo yo, me impide permanecer quieto y me llama a meterme en charcos, no pocas veces a regañadientes. Charcos que son situaciones de dolor, de sufrimiento, de injusticia, de incomprensión, donde aún no ha llegado la Buena Noticia, pero donde, paradójicamente, siempre está de modo misterioso  y oculto el Rostro de Dios”.

Encuentro personal con Jesús

Los pilares de mi fe se construyeron en el ámbito de mi familia. “Recibí el testimonio de la fe hecha vida por mi padre, Paco, y mi madre, Carmen. A lo largo de los años, esa fe se ha ido consolidando por el testimonio de muchas personas que han creído en el plan del Sermón de la Montaña. También me ha marcado y me marca ver el rostro de Jesús con meridiana claridad en los marginados, gracias a la sensibilidad adquirida en el entorno claretiano en el que maduré mi fe. Aunque el principal pilar es mi propio encuentro con Jesús que, aunque fuera un marcado hecho inicial en mi biografía,  se ha ido repitiendo en diversos encuentros, diferentes cada vez, desarrollando en cada uno de ellos mi relación con Dios. Y así sigue siendo porque la relación está viva y, por tanto, es dinámica”.

 

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