Life is life: La gran aventura

A finales de 1984 el grupo austriaco Opus lanzó una vitalista y pegadiza canción titulada ‘Live is Life’, que alcanzó el número uno en la mayoría de los países europeos durante el verano de 1985. Un tema que suena estos días en un buen número de salas de cine, porque forma parte de la banda sonora de una película española titulada precisamente “Live is Life: La gran aventura”, del director Dani de la Torre (El desconocido, 2015; La Unidad, 2020-2022).

El guion lo firma el escritor Albert Espinosa, bien conocido por los libretos de “Planta cuarta” y “Pulseras rojas”, inspirados en dos de sus novelas. Además de la dirección, Dani de la Orden aporta algunas de sus vivencias juveniles durante el verano de 1985, en un pueblecito de la Ribeira Sacra de su Galicia natal.

Cinco amigos entre los 14 y los 15: Rodri, Álvaro, Maza, Suso y Garriga. Han terminado las clases y Rodri, que estudia (es un decir, porque sus notas no lo demuestran) en Madrid, viaja con sus padres al pueblo de sus abuelos al ritmo de la famosa canción. Una vez liberado del acoso que sufre en el instituto, el verano se promete apasionante junto a sus cuatro amigos, aunque una sombra se cierne sobre el grupo: Álvaro está enfermo. Pero para eso están los amigos, para evitar lo inevitable, y juntos buscarán una flor que nace durante la noche de San Juan y que, según la leyenda, puede curar las enfermedades.

En medio de unos paisajes espectaculares, magníficamente fotografiados por Josu Inchaustegui, los cinco correrán todo tipo de aventuras a lomos de sus bicis. Hay persecuciones, mucho humor, mucha travesura inocente, alguna leve salida de tono y varias conversaciones interesantes entre los chicos. Quizá se echa en falta una mirada de mayor alcance que el recurso a una leyenda para afrontar la enfermedad, pero siempre se puede hacer una segunda lectura de sentido trascendente.

Se nota buen el trabajo de Dani de la Torre con los jóvenes actores (Adrián Baena, Juan del Pozo, Álvaro del Pozo, David Rodríguez y Javier Casellas), que logran transmitir naturalidad y se ganan la simpatía del espectador.

Cinta nostálgica, con cromos de futbolistas, los helados de entonces y teléfonos fijos; con guiños a programas de televisión de la época y a títulos como “Cuenta conmigo” (Rob Reiner, 1986) o “Los Goonies” (Spielberg, 1985). Pero película también realista, porque hay que madurar, dejar atrás los infantilismos, asumir la propia responsabilidad… y mantener la esperanza.

Juan Jesús de Cózar

 

 

 

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