Viernes de la 34ª semana del Tiempo Ordinario (A)

Lectura del santo Evangelio según san Lucas (21, 29-33)

Y les dijo una parábola: «Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano. Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».

Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios

Comentario

Los discípulos inquieren a Jesús con la misma zozobra que nos asalta a todos: cuándo sucederán las cosas. Quisiéramos predecir el futuro, anticiparnos, saber cuál es la fecha elegida para tantas cosas… algunos recurren a sortilegios y supercherías, se dejan llevar por la palabrería hueca de adivinos y pitonisas que dicen tener la facultad de conocer el futuro. Nosotros sabemos que sólo Dios es dueño del tiempo y él es el único que lo maneja a voluntad. Por eso, Jesús no responde abiertamente a la inquietud de sus seguidores sino que les da como clave el anticipo de los fenómenos de la naturaleza para entender que lo importante no es cuándo sino qué. La lectura apocalíptica del libro de Daniel que acompaña a este Evangelio nos permite asomarnos a esa visión del fin del mundo, dominado no por las bestias que emergen del mar sino por el anciano del trono de fuego que viene para juzgar a vivos y muertos. Cielo y tierra pasarán, pero no la Palabra. Ella sola se alza como dique de contención del mal hasta que el Señor del tiempo y del espacio dicte sentencia. 

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