Lunes 2ª semana de Cuaresma (A)

Lectura del santo evangelio según San Lucas (6, 36-38)

Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».

Comentario

Perdonad y seréis perdonados

En aritmética (la parte de las matemáticas que «juega» con los números), el orden de los factores no altera el producto, cumpliendo así la propiedad conmutativa en la multiplicación. Obtenemos el mismo resultado sin importar por qué número empecemos la operación. Pero en la sintaxis (la parte la gramática que «juega» con la disposición de las palabras), el orden, ¡claro que altera el producto!. El evangelista Lucas termina su sermón de la Montaña con esta serie de exhortaciones, compuestas todas del mismo modo: primero, nuestra actuación; y, de resultas, la consecuencia que tendrá. Ojo que dice «perdonad, y seréis perdonados»; no dice «perdonad cuando se os perdone». Muchas veces nuestra vida se limita a esto: a actuar a resultas de lo que nos acontece. El camino de Jesús, sin embargo, antepone nuestra propia conducta sin esperar nada a cambio, a la manera de la misericordia de Dios: que te ama desde el principio de los tiempos sin aguardar tu respuesta. Esa medida es la de la gracia, infinita, inagotable e incondicional.

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