Viernes de la 14ª semana del Tiempo Ordinario (B)

Lectura del santo Evangelio según Mateo (10, 16-23)

Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero ¡cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.

Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. En verdad os digo que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre.

Comentario

Os envío como ovejas entre lobos
Al fondo de la misión está la cruz. Eso es lo que el Evangelio de hoy nos quiere significar con esa sucesión de metáforas animales. Oveja mansa entre lobos despiadados, serpientes despabiladas que se revuelven y palomas sin preocupaciones. Perspicacia, sencillez, mansedumbre… parece un catálogo de cualidades para aspirar a un puesto directivo en una multinacional… puesto del revés. Lo que en el mundo es necedad, en la misión del discípulo es virtud. Jesús avisa de que el camino es duro y difícil para que nadie se llame a engaño: enrolarse en su barca equivale a tener mala mar casi siempre, viento de proa y peligro de zozobra a cada instante. Pero aun así, merece la pena. ¿Te embarcas?

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