Viernes de la 10ª semana del Tiempo Ordinario (A)

Lectura del santo evangelio según San Mateo (5, 27-32)

«Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la gehenna. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la gehenna.

Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio”. Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer -no hablo de unión ilegítima- y se casa con otra, comete adulterio».

Comentario

Si tu ojo te induce a pecar, sácatelo

San Gregorio, en la glosa de estos versículos, comparaba los ojos con unos ladrones que arrastran a la culpa. «Es muy grande la fuerza con que la carne obliga a caer, y, una vez obligada por medio de los ojos, se forma el deseo en el corazón, que apenas puede ya extinguirse con la ayuda de una gran batalla. Debemos, pues, vigilarnos, porque no debe verse aquello que no es lícito desear», sostiene en su comentario del Evangelio. La frase de Jesús es radical y no deja lugar a dudas. El lenguaje popular lo adapta a su manera con un refrán que hoy resuena: «Quien evita la tentación, evita el pecado». Y la mejor manera de evitarla, es no ponerse en situación, que no entre antes por los ojos.

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