Bienaventurada virgen María de Fátima (B)

Lectura del santo Evangelio según Juan (16, 16-20)

«Dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver». Comentaron entonces algunos discípulos: «¿Qué significa eso de “dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver”, y eso de “me voy al Padre”?». Y se preguntaban: «¿Qué significa ese “poco”? No entendemos lo que dice». Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: «¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: “Dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de poco me volveréis a ver”? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.

Comentario

Vuestra tristeza se convertirá en alegría

La vivencia cristiana del tiempo es una oscilación perpetua. Entre el ya y el todavía no, entre el día primero que inaugura la Resurrección de Cristo y el día último de la resurrección de la carne y la vida eterna, como rezamos en artículo de fe. Es lógico que los discípulos no lo capten, como también que a nosotros se nos haga un mundo entender estas sutilezas temporales con que Jesús está instruyendo a los suyos para que sobrelleven el plazo que falta hasta la consumación de los tiempos con alegría. Eso sí que sabemos comprenderlo. El Señor nos pide alegría incluso en el lamento y en el llanto de las tribulaciones cotidianas. La alegría del mundo es una cosa -todos la experimentamos de rato en rato- y la alegría cristiana es cosa bien distinta, porque nace del gozo de sentirse pleno injertado en el cuerpo místico de Cristo. Y la tristeza de su Muerte ignominiosa en la cruz entonces se convierte en alegría de su Gloria ahora y el día del Juicio Final.

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