Miércoles de la 15ª semana del Tiempo Ordinario (C)

Lectura del santo Evangelio según Mateo (11, 25-27)

En aquel momento tomó la palabra Jesús y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».

Comentario

Se las has revelado a los pequeños

Puesto en relación el Evangelio de la jornada con la primera lectura del profeta Isaías, es fácil verse reflejado en la soberbia de Asiria, instrumento de Yahvé para castigar a su pueblo relajado, que considera obra suya el éxito en la conquista y el saqueo. Cuanto más poderoso, cuanto más fuerte y más sabio, mayor es la tentación de creerse dueño de la situación, de confiar en uno mismo y sus capacidades para triunfar, así en la batalla como en la vida laboral, así en las fronteras del enemigo como en la carrera profesional. Por eso Jesús da gracias al Padre por haber revelado su secreto a los sencillos. A los que son o se han hecho como niñitos, que no entienden nada pero se asombran; que no pueden nada pero se extasían con el poder de Dios; que no aplican su lógica ni sus conocimientos pero aman con un corazón inmenso al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Ellos son los que están cerca de entrar en el reino de los cielos.

 

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