Miércoles de la 13ª semana del Tiempo Ordinario (B)

Lectura del santo Evangelio según Mateo (8, 28-34)

Llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gerasenos. Desde los sepulcros dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino. Y le dijeron a gritos: «¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?». A cierta distancia, una gran piara de cerdos estaba paciendo. Los demonios le rogaron: «Si nos echas, mándanos a la piara». Jesús les dijo: «Id». Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo al mar y murieron en las aguas. Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados. Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país.

Comentario

¿Has venido aquí a atormentar a los  demonios?
Antes de tiempo. La frase que pronuncian los demonios cuando reconocen -el Mal siempre distingue el Bien- al Hijo de Dios se completa con ese complemento temporal que habla de que Jesús ha venido a atormentar a los demonios, pero a su debido tiempo. Sólo que en la Decápolis, en la ciudad de Gerasa, ese combate se adelanta. Y los espíritus demoniacos se dan cuenta y protestan. Pareciera que tienen asumida su derrota -el Amor siempre vence- en el fin de los tiempos, cuando todo se haya consumado y se recapitulen todas las cosas nuevas en Cristo, pero el mismo Cristo les está dando tormento «antes de tiempo». Admitida su derrota, sólo piden pasar a la piara de guarros donde adueñarse de un animal inmundo a los ojos de los israelitas. Jesús consiente. La exhibición de poder y autoridad impresiona a los gerasenos, pero pesa más el daño a la economía local. Siempre hay daños colaterales cuando se trata de perseverar en el camino del seguimiento a Cristo. No es un camino de rosas y nuestra libertad es la que tiene que decidir de qué parte se pone.

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