Lunes de la 20ª Semana (C)

Lectura del santo evangelio según san Mateo (19,16-22):

En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: «Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?»
Jesús le contestó: «¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.»
Él le preguntó: «¿Cuáles?»
Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo.»
El muchacho le dijo: «Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?»
Jesús le contestó: «Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo– y luego vente conmigo.»
Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.


Comentario

¿Qué me falta?

Seguro que te lo has preguntado muchas veces. Cumplo los mandamientos de la Ley de Dios y de la Santa Madre Iglesia, doy limosna y ayudo en mi parroquia. Entonces, ¿qué me falta? Jesús se lo pregunta al joven rico de otra manera, porque en su respuesta está implícita otra pregunta más inquietante y a la que debes responder: ¿dónde tengo mi corazón? Porque sólo quien tiene el corazón en Dios -y en su imagen visible que son los hermanos, preferentemente los pobres- se asegura un tesoro en el cielo. Si tu corazón está en los tesoros de este mundo -y no tienen por qué ser sólo materiales-, también llegará el día en que te marches entristecido porque no puedes seguir a Cristo como quisieras. Pero si tu corazón está depositado en el amor incondicional y envolvente que Dios te profesa a ti, como su hijo muy amado, entonces ya lo tienes todo. ¿Qué te falta?, ¿dónde tienes tu corazón?, ¿cuál es tu tesoro?

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