San Fermín, patrón de Navarra y Pamplona

 Etimológicamente: Fermín = Aquel que es constante, firme, recio, valeroso y sólido, es de origen latino.

«A San Fermín pedimos, por ser nuestro patrón, nos guíe en el encierro, dándonos su bendición.” Así empiezan los encierros de la fiesta, quizás más popular en nuestro país y que en nuestra ciudad, muchos sevillanos se despiertan en estos días para unirse a la oración que los mozos hacen ante la hornacina del santo, en la cuesta de Santo Domingo y que funciona como plegaria de protección durante el encierro.

Nacido en Pompaelo en el siglo III (aunque la tradición pamplonica lo data en el siglo I, y no hay datos históricos que lo avalen…), era hijo de Firmo -Firmus-, un alto cargo de la administración romana de Pamplona que vivió en tiempos de los Emperadores Diocleciano, Maximiano y Eugenia. Su familia fue convertida al cristianismo por Saturnino de Tolosa (patrón de Pamplona).

Cuenta la leyenda que su mentor lo envió a la Galia -actual Francia- para proseguir con su aprendizaje y encargó al arzobispo de Toulouse que lo ordenase sacerdote para poder propagar la fe cristiana. Por cortesía de Honorato, prelado de la ciudad, Fermín fue consagrado obispo a los 24 años y regresó a Pamplona con una función de evangelización.

La leyenda de San Fermín emergió alrededor del siglo IX en la localidad de Amiens y se contagió a la capital navarra tres centurias más tarde, cuando el arzobispo Pedro de París, en 1186, trajo una reliquia que fue depositada en el altar de la catedral de Pamplona. 

Las crónicas de la época fueron construyendo un mito pamplonés que adornaron hasta el punto de modificar la tradición originaria de Amiens, que ubicaba en el siglo III la evangelización de Navarra y no en el I como hicieran los primeros. Pero, a pesar de carecer de base histórica, tanto en Pamplona como en Amiens se sigue rindiendo culto a este santo que despierta gran fervor entre sus acólitos.

Actualmente, tanto en Pamplona como en Amiens el culto a San Fermín sigue atrayendo a cientos de personas y las fiestas que se celebran en su honor en la capital navarra congregan cada año a miles de visitantes de todas parte del mundo que, a falta de conocer su historia, han oído hablar alguna vez del patrono de Navarra. Es además patrono de las cofradías de boteros, vinateros y panaderos. 

En Sevilla actualmente, la asociación de navarros de nuestra ciudad, celebró la fiesta con su chupinazo el día de ayer a las 12.00 en el Kiosco Doña Ana (c/Espinosa y Cárcel esquina con Fernández de Ribera) y el día de hoy 7 de julio,  festividad del santo mártir, celebran misa a las 12.00 en la Parroquia de Ntra. Sra. de los Dolores del Cerro del Águila.

María Carmona Moreno.

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