VIVIR EN FAMILIA LA LÓGICA DEL DON


Cuando damos lo que somos a los demás de una forma gratuita,  experimentamos que nuestra vida tiene sentido.

En la familia es donde mejor se refleja lo anterior. Estamos llamados a donarnos ya que previamente hemos recibido de Dios el mayor don, la VIDA.

El marido es un don para la mujer y viceversa; los padres son un don para los hijos y viceversa; los hermanos son un don el uno para el otro. Toda la familia es un don para la sociedad.

Sólo la lógica del amor y del don está a la altura de la defensa de la  dignidad de la familia. Por ello,  sólo en la familia, lugar de la donación más completa, está  el ambiente más adecuado para nacer y crecer.

En la sociedad actual se vive más conforme a “la lógica del cálculo, del interés o beneficio personal”, que conforme a la “lógica del don”. Pero nosotros los cristianos estamos llamados a transformar lo primero en lo segundo.

Somos don y estamos hechos para el don”. Caritas in veritatis.

La lógica del don se fundamenta en dar gratuitamente, sin esperar nada a cambio. En la familia lo experimentamos en muchos momentos; por ejemplo una  madre que se levanta de madrugada para observar si su hijo sigue con fiebre, ¿espera algo a cambio? (Os aseguro que no hay nada de romanticismo en ello…).

La madre vive su maternidad y siente a su hijo como un don, un regalo. Esto le suscita una respuesta de amor que se concreta en una acción o tarea.

El que ama no calcula, no espera una contraprestación por amar…

Cuando los padres desarrollan su paternidad o maternidad manifiestan de una manera clara esta lógica del don. Lo hacen de forma gratuita.

Cuando se genera vida en una familia, se observa realmente cómo los esposos se donan recíprocamente. “En el Cantar de los Cantares hay una profesión de amor y de donación en la reciprocidad: mi amado es mío y yo suya….Yo soy para mi amado y mi amado es para mí.” (2,16; 6,3)”. Amoris Laetitia, 12

Sigue diciendo el papa Francisco de una manera muy bella: “La pareja que ama y genera la vida es la verdadera escultura viviente”. Amoris Laetitia 11

“…los hijos no son  una propiedad de la familia, sino que tienen su propio camino de vida.”Amoris Laetitia, 18.

El hijo es un ser único e irrepetible y para ello se necesita que sus padres se hayan donado previamente.

Si verdaderamente somos conscientes de   los dones que nos da Dios, esto nos lleva a ser agradecidos por ellos y a dar a los demás lo que se nos ha dado gratuitamente. Encontrando así sentido a nuestra vida. “Hay más felicidad en dar que en recibir”. Hechos 20,35

Cuando nos donamos, huimos del individualismo y de la soledad y tendemos hacia la comunión.

Esta dinámica del don, hace que respetemos la dignidad de la persona, que confiemos más en nosotros y en los demás, que luchemos por el bien común, que seamos generosos, creativos y que entreguemos lo mejor de nosotros mismos a los demás.

La medida del amor es amar sin medida” decía San Agustín.