Dichosos los que trabajan por la paz

Es una bienaventuranza que repetimos varias veces y que aprendimos de pequeños pero tal y como está el mundo parece que no ponemos mucho empeño en este trabajo. Hay guerras, conflictos y violencia generalizada por toda la geografía. En nuestro país también andamos crispados, violentos, agresivos…  En definitiva, la paz es una palabra muy repetida pero poco practicada.

Pero, ¿qué es la Paz?

 

Ante todo, es un atributo de Dios. En el libro de los Jueces se nos habla de Yahvé-Paz. En Isaías al Mesías se le llama Príncipe de la Paz.

 

La Paz es también un don de Dios. Es una bendición de Dios sobre el pueblo: “Yahvé te muestre su rostro y te conceda la paz” (Núm 6,26). En el Antiguo Testamento se nos dirá también que esa paz genera fecundidad, bienestar, prosperidad, ausencia de temor y alegría profunda.

 

En el Nuevo Testamento durante la última cena Jesús le dice a sus discípulos: “Os dejo la paz, mi paz os doy” (Jn 14,27). Después de su resurrección dirá cada vez que se encuentra con sus discípulos: “La paz os doy”.

 

En los Hechos de los Apóstoles la paz está unida al anuncio del Evangelio que es la Buena Nueva de la Paz.

 

La paz es también tarea del hombre. El papa San Juan XXIII dice en la encíclica Pacem in Terris  que (la paz) se realiza construyendo una convivencia basada en la verdad, la libertad, el amor y la justicia.

 

La paz es fruto de la justicia (Is 32,17). En  Evangelii Gaudium el papa Francisco dice que hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia.

 

Nadie da lo que no tiene, es un dicho español muy cierto. Es necesario que la paz se empiece viviendo como un valor en el interior de cada persona, que se extienda a las familias, a las diversas formas de agregación social y así a toda la comunidad política.

 

El fracaso de la paz es la guerra. El Magisterio de la Iglesia condena la crueldad de la guerra. Se dice que no es un medio para resarcir el derecho violado, es un flagelo, genera nuevos y más complejos conflictos, es una matanza inútil, una aventura sin retorno…Solo se justificaría cuando es en legítima defensa como respuesta a una guerra de agresión a la que califica como intrínsecamente inmoral.

 

¿Cómo trabajar por la Paz? En los mensajes para la Jornada Mundial de la Paz (1 de enero) tenemos desde el año 1973 hasta hoy una amplia doctrina de cómo hacer que la paz sea posible. En la página web del vaticano: www.vatican.va podemos leer todos estos mensajes. Ponerlos en práctica es tarea de cada uno de nosotros. Merece la pena. A los que trabajan por la paz Jesús les dice que serán llamados hijos de Dios.