VII Domingo de Pascua. Solemnidad de la Ascensión del Señor (A)

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (28, 16-20)

Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos».

Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra

 

Señor Jesús, ¿Qué has visto en nosotros para que nos llames a colaborar en tu misión?

Somos demasiado normales,
somos demasiado hijos de nuestro tiempo,
somos demasiado medianillos al chapotear como podemos
en las charcas de la vida donde nos toca vivir.

Señor Jesús, ¿Cómo darte las gracias por llamarnos?
Es la mejor noticia que hemos tenido en nuestra vida.
¡Qué inmenso regalo el sentirnos humildes colaboradores
de las fuerzas de salvación y santidad
que pueden dar esperanza a todos los hombres y mujeres
en este maltrecho mundo!

Señor Jesús, que no nos olvidemos que eres
lo más íntimo de nuestra intimidad,
lo más enérgico de nuestro coraje,
la piedra angular de nuestra más íntima convicción.

Si fuéramos monjes, diríamos que Tú eres nuestro monasterio.
Pero somos cristianos en medio de las turbulencias de nuestro tiempo.
Llena de tu amor y tu inteligencia los detalles de nuestra tarea cotidiana.
Llena de tu amor y tu libertad todas y cada una de las relaciones con las que tejemos nuestra biografía.
Llena de tu amor y tu misericordia todas las palabras que pronunciemos:
que salgan de un corazón sanado por Ti
que irradien la paz que proviene de Ti,
que cuiden a las personas como Tú los cuidaste.

Señor Jesús: Queremos seguir contigo.
¿A quién acudir si no es a Ti?
Señor Jesús: Impúlsanos aún más.
Que seamos más compasivos,
que seamos más fraternales,
que seamos más solidarios.

Señor Jesús: que seamos más y mejores creyentes,
que seamos más hombres y mujeres de Iglesia,
que seamos más y mejores hermanos de todos los hombres.

Señor Jesús:
que no tengamos miedo a sembrar y a proponer lo que realmente hace falta:
austeridad inteligente en la construcción de nuestros hogares y nuestras parroquias,
sobriedad compartida en todos nuestros proyectos,
inteligencia compasiva en todas nuestras acciones.

Señor Jesús: que no nos alejemos del corazón del mundo
que deseamos que sea nuestro corazón,
un corazón habitado por Ti,
Salvador del mundo.

Señor Jesús: creemos en Ti
y somos hombres y mujeres de este mundo,
un mundo camino de la salvación,
misteriosa,
total,
vital
que has iniciado
en toda la realidad,
en todas las criaturas,
en todo lo que alienta vida.
Amén.

Carmelo Ampelio. carmeloampelio@gmail.com raspasdefuego.blogspot.com/

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