Jueves de la 17ª semana del Tiempo Ordinario (C)

Lectura del santo Evangelio según Mateo (13, 47-53)

«El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.

¿Habéis entendido todo esto?». Ellos le responden: «Sí». Él les dijo: «Pues bien, un escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo».

Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.

Comentario

Se parece también a la red que echan en el mar

Esta parábola quiere explicar lo mismo que la del trigo y la cizaña, pero para que sea entendida por la gente de la mar, pescadores que saben que el copo, cuando lo izan, trae de todo -incluidos plásticos en nuestros océanos contaminados- y procede una selección en cubierta para quedarse sólo con las especies que tienen salida comercial conforme a su talla y su tamaño. También los hombres formamos un banco de peces en el que el Señor echa las redes para llevarse consigo a todos: unos irán a su derecha, los benditos del Padre, y otros será descartados sin más, malditos por sus obras en la vida terrenal. Es un lenguaje escatológico  a la altura de los oyentes, fácil de comprender. Así quiere Dios que entendamos lo que quiere decirnos: sin palabras complicadas, sin ideas abstrusas muy elaboradas. Una red, la selección del pescado… el reino de Dios, el juicio final…

 

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