Santa Teresa en Sevilla: «Esta tierra no es para mí»

El 15 de Octubre es la onomástica de Santa Teresa de Jesús, santa del siglo XVI y Doctora de la Iglesia. La mística de Ávila estuvo un año en Sevilla pero no le gustó demasiado ni la ciudad ni sus gentes. Llegó a decir «esta tierra no es para mí». El periodista Francisco Correal nos propone un paseo siguiendo las huellas de Teresa en Sevilla.

 

Vaya paseando desde la calle Alfonso XII hasta la calle Zaragoza. Un recorrido muy agradable por el corazón de la ciudad. Desplácese después hasta el barrio de Santa Cruz, entrando por la parte posterior de la calle Mateos Gago. Este itinerario placentero coincide con el calvario de una de las cumbres de la mística universal.

«Aquí con no pecar basta»

Para Teresa de Cepeda y Ahumada (1515-1582), Santa Teresa de Jesús desde su beatificación en 1614, no resultó nada fácil aquel viaje hasta Sevilla. Llega con los 60 años cumplidos, que en el siglo XVI eran una edad considerable. El 26 de mayo de 1575 la ciudad bulle de pícaros, comerciantes y cargadores de Indias. Castellana recia, abulense, Teresa choca con el clima, «aquí con no pecar basta», llegará a decir, y con el carácter de la gente. «Yo confieso que la gente de esta tierra no es para mí», dirá a sus íntimos.

Llega enferma y después de un viaje lleno de incomodidades. Reina Felipe II en España y aunque en su imperio no se pone el sol, Teresa no ve más que sombras: las reservas con que la recibe el arzobispo Cristóbal de Rojas y Sandoval, las denuncias ante la Inquisición por uno de sus libros, pleito que llega hasta la sede del Santo Oficio en el trianero castillo de San Jorge, las rencillas y veleidades de la princesa de Éboli.

El convento número 11 en la calle Armas, entre piojos y chinches

Sevilla es la capital del mundo y España está a punto de entrar en el Siglo de Oro de las Letras: Cervantes tiene 27 años. Lope de Vega y Luis de Góngora son dos chavales de doce y trece años, respectivamente. En Sevilla fundará el undécimo de sus conventos. Se instala provisionalmente en la calle Armas, hoy Alfonso XII, entre piojos y chinches. Ha llegado a Sevilla con seis monjas y algunos acompañantes con los que cruzó los escarpados vericuetos de la Sierra Morena.

De esa primera casa, con la ayuda de su hermano Lorenzo, traslada su comunidad a la calle Pajería, hoy Zaragoza. No vivirá cuando su amigo San Juan de la Cruz (1542-1591) presida en 1586 el traslado hasta el actual emplazamiento en el barrio de Santa Cruz, en la calle Las Teresas.

«Quien no os ama está cautivo  y ajeno de libertad»

En Sevilla permaneció desde mayo de 1575 hasta el 4 de junio de 1576. Ese día la santa viajera parte hacia Malagón, en la Mancha de don Quijote, donde está una de sus principales fundaciones y buena parte de su legado. El equipo de fútbol de esa localidad se llama Teresiano. Su fe inquebrantable la ayudó en sus duelos y quebrantos, con una expresión de su contemporáneo Cervantes «Quien no os ama está cautivo / y ajeno de libertad».

Acuciada por tantas cuitas, intentaron que se fuera a América. Nunca fue, al contrario que sus seis hermanos varones. Cuatro de ellos participaron en la batalla de Iñaquito, en Ecuador, librada entre españoles que rivalizaban por la conquista del Perú. De aquellas tierras recibió ayuda de sus hermanos para seguir su estela fundadora. Llegó a fundar hasta 17 conventos.

 

Patrona de los escritores

Estaba en Sevilla cuando se puso en marcha el de Caravaca,en Murcia. Aunque murió el 4 de octubre de 1575, un día después cambió el calendario juliano por el gregoriano y pasó a ser 15 de octubre, día de Santa Teresa, patrona de los escritores. En homenaje a su mujer, María Teresa Bosch, el editor José Manuel Lara, sevillano de El Pedroso, eligió esa fecha para la concesión del premio Planeta, instituido en 1952.

Castellana de cuna y de muerte, universal en su fe y en la belleza de sus textos, si en mayo de 1575 no conectó con la gente de Sevilla, su obra inagotable ya forma parte del patrimonio de esta ciudad, que la hizo tan suya como Velázquez y Murillo, que cogieron en el siglo XVII el testigo de aquella mujer del XVI que no fue a América, como sus hermanos, pero la encontró en Sevilla junto al Archivo de Indias.

Isabel y Teresa

El calvario de aquella monja de sesenta años es hoy una ruta de santidad por los caminos de la mística y de la belleza. En la plaza de España que diseñó Aníbal González encima de los 48 bancos de cada provincia está esculpido el busto de ilustres personajes de la historia de España. Sólo hay dos mujeres, Isabel la Católica y Teresa de Jesús, ambas enterradas en tierras de Ávila. Forjadoras de la unidad de una nación y del vuelo etéreo de la espiritualidad. «Cuando el dulce Cazador / me tiró y dejó herida /en los brazos del amor / mi alma quedó rendida». Seis años después de su muerte, sucumbió la Armada Invencible. No habían ido a luchar contra los elementos.

 

Francisco Correal
Periodista

 

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