Murillo en el Archivo de Indias

En 1660 Murillo, junto con Francisco Herrera el Joven, funda en la Casa Lonja la Academia de Pintura, la primera en España, donde Murillo ejercerá como presidente desde su fundación hasta 1663. Por ello, este el lugar escogido para la recientemente inaugurada exposición titulada Murillo en el Archivo de Indias,en la que hasta el próximo 13 de enero se podrán admirar en nuestra ciudad tres grandes obras de Murillo: La Resurrección del Señor, El éxtasis de San Francisco de Asís  y La Magdalena penitente.

La Resurrección del Señor

La Resurrección del Señor, que será restaurada tras la exposición, fue pintada para la Capilla de la Expiración, hoy conocida por la del Museo, del Convento de la Merced Calzada de Sevilla, hacia 1655. Fue llevado en 1810 al Alcázar y de allí se trasladó a París, para venir a la Academia de San Fernando de Madrid en 1813.

El centro de la composición lo ocupa la figura del Resucitado que se recorta tras un deslumbrante resplandor de luz dorada mientras se eleva del sepulcro. La figura de Cristo se ha comparado con una gran llama que resalta sobre el fondo oscuro del cuadro, iluminándolo. La fuerte ascensionalidad y el acusado dinamismo de la figura de Cristo, reforzados por el sudario y la bandera, contrastan fuertemente con los guardias que se sitúan en la parte inferior de la composición, cuyos escorzos y posturas denotan una influencia clara de Caravaggio, si bien, como indica el profesor Valdivieso, no puede hablarse de que copie ninguna figura concreta del pintor italiano, ya que son originales de Murillo, sino más bien, que ha recreado en estas figuras el estilo caravaggesco. Algún detalle sí podemos afirmar que se ha tomado directamente de Caravaggio, como los pies sucios en primer plano del soldado que aparece más a la derecha, detalle que ya el pintor de Milán había reflejado en obras como la Madonna di Loreto.

Hay que destacar la anatomía del Resucitado, una de las más perfectas de las representadas por Murillo.

El éxtasis de San Francisco de Asís

El éxtasis de San Francisco de Asís es una de las pinturas que Murillo realiza para el Claustro del Convento Casa Grande de San Francisco entre 1645 y 1647. Representa un episodio de la vida de este santo recogido en su primera biografía, escrita por San Buenaventura, en el que, ante la inminencia de la muerte, el santo de Asís es reconfortado al oír una música celestial interpretada por un ángel. Así, Murillo muestra al santo tendido sobre una estera, con una cruz en su regazo, que indica su actitud meditativa ante la muerte, reforzado este punto por la calavera que aparece tras el santo, el cual, con la mirada elevada hacia el cielo y semblante lleno de paz y actitud de entrega a Dios, escucha la música que un ángel está haciendo sonar con su violín. Destaca el contraste, acentuado por el juego de luces y por los colores utilizados en las vestiduras de cada uno, entre el santo, inmerso en las sombras, y el ángel celestial rodeado de una bella luz dorada, que anticipa ya la gloria celestial a la que San Francisco está llamado.

En la parte inferior del cuadro aparece la siguiente inscripción: “Martirio Dulçe Gloria Repetida, / llagado siente el seraphin humano, / en su Mortal dolor halla la Vida / en su Tormento gozo soberano. / crece el amor y en una y otra herida./ anima incendios De su ardor Ufano,/ Pide Aliento a Dios hombre y dale Aliento/ De un Ángel la dulçura y instrumento”.

Magdalena penitente

Por último, la Magdalena penitente, de hacia 1650, es una de las siete versiones que Murillo realizó de esta santa. Representa un tema muy recurrente en el siglo XVII para exaltar el valor del arrepentimiento y la penitencia tras el pecado.

Aparece la santa con los ojos mirando al cielo y las manos entrelazadas con gesto de dolor y súplica, con el libro de los Evangelios abierto sobre su regazo. Completan su iconografía el tarro de perfume, alusivo al episodio evangélico narrado en Lucas 7,36-8,3; una calavera, signo de la fugacidad de la vida, y la cruz, símbolo de salvación y de perdón.

Antonio Rodríguez Babío (Delegado diocesano de Patrimonio Cultural)

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