UNA IGLESIA EN COMUNICACIÓN

Nunca ha existido el silencio absoluto. Como dice San Juan «en el principio ya existía la Palabra» (Jn 1,1). De hecho, propiamente, la Trinidad en sí misma era comunicación de Amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, la comunicación perfecta.

Con frecuencia escucho esa crítica velada, incluso entre cristianos: «la Iglesia no sabe comunicar, no sabe estar en los medios actuales». Desconozco si hemos perdido la carrera de la comunicación, pero sí creo que ese tipo de críticas tienen más que ver con quien desea que el contenido se adapte al continente: a veces queremos que la Iglesia comunique cosas que no están en el Evangelio, intentando que el mensaje se adapte a lo que queremos escuchar.

Hoy la Iglesia está ya en las redes, el penúltimo paso en el avance imparable de las comunicaciones sociales en la modernidad. La maraña de ítems de comunicación que se han desarrollado en la Iglesia en la última década, esa gran familia en las redes, alcanza un sinfín incontable de medios y elementos, en todos los estamentos de la World Wide Web: desde el inquietante Facebook, al proceloso Twitter, porque ya hablar de links, webs, redes, parece anticuado y es posible que debamos ir pensando en el desafío del metaverso.

No obstante, la Palabra persiste, el mensaje no cambia. La misión sigue siendo el mandato de Jesús, el Evangelio, la comunicación del Amor. Lo único que permanecerá, al final de los tiempos, será la Palabra. No lo duden.

ERNESTO A. HOLGADO RAMOS. ABOGADO

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