Un antiguo azulejo de la Virgen de Setefilla

Una de las grandes devociones marianas de nuestra Archidiócesis es sin duda la Virgen de Setefilla, Patrona de Lora del Río, que celebra su popular romería el 8 de septiembre y que se venera junto a los restos de la fortaleza árabe de Shadfilah o Shant-Fila, en su Ermita de la Sierra, edificio mudéjar del siglo XV, documentado ya en el siglo XIII, con importantes reformas en el barroco.

El origen de esta devoción mariana se encuentra en la colonización llevada a cabo por la Orden de San Juan de Jerusalén, en esta región que los castellanos llamaron Septefilas o Sietefilas en alusión a las siete villas que conformaban el señorío, donada por Fernando III el Santo al Priorato castellano-leonés de dicha Orden en la primera mitad del siglo XIII. La imagen original, titulada en principio Santa María de la Encarnación, era una talla gótica del siglo XIV de gran belleza, transformada a finales del siglo XVI y destruida en 1936. Dos años más tarde se bendijo la nueva imagen, obra de Agustín Sánchez del Cid, con policromía del pintor Santiago Martínez, que en reconocimiento de su gran devoción, el 8 de septiembre de 1987 sería coronada canónicamente en la Alameda del Río, en el mismo lugar donde fue profanada y destruida la primitiva.

La llamada Casa de la Virgen, interesantísimo edificio del siglo XVIII en el que destacan la fachada y el patio, guarda un valioso tesoro, reflejo de la gran devoción que la Serranita Hermosa tiene, como lo demuestran también los numerosos retablos cerámicos que se multiplican por las calles de Lora, cuyo estudio podemos encontrar en la web www.retabloceramico.net, sitio especializado en el estudio y difusión de la cerámica, de visita imprescindible para todo interesado en este tema. De todos, presentamos hoy uno que destaca por su antigüedad. Se trata de un azulejo plano pintado de origen trianero, en amarillo y azul sobre fondo blanco, que se encuentra en la fachada de una casa particular de la calle Colón; data de 1767 como se puede leer en el propio azulejo y presenta gran interés para el estudio de cómo se presentaba la imagen a la veneración en aquellos tiempos. Rodeada de una sencilla orla de rocalla, aparece la Virgen sobre una peana con tres ángeles, vestida con saya y manto azul ricamente bordados y con una ráfaga de blondas con el anagrama de María en cada punta. El Niño se muestra vestido con túnica blanca igualmente bordada y sosteniendo la bola del mundo con su mano izquierda, mientras que con la derecha aparece bendiciendo. Tanto la Virgen con el Niño aparecen portando sendas coronas y a los pies de la bendita imagen aparece la media luna con una cabeza de querubín en su centro.

En la parte inferior del azulejo aparece la inscripción “Ntra. Sra. de Setefilla. Ao. de 1767”.

Antonio Rodríguez Babío (Delegado diocesano de Patrimonio Cultural)

 

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