Graham Greene: las pasiones humanas y la búsqueda de Dios

En la editorial Libros del Asteroide y el pasado año se reeditó con cierto éxito (tres ediciones consecutivas) El final del affaire (1951), de Graham Greene (1904-1991). Junto a El poder y la gloria (1940) y El revés de la trama (1948) son las tres novelas del escritor inglés que “giran en torno a la religión, del problema de la fe y, más concretamente, del drama que significa ser católico en el mundo moderno” (p. 303). Son palabras de Mario Vargas Llosa en el amplio epílogo que sigue al texto de esta reedición. El lector topa abruptamente con un novelista católico (converso) al que, sin embargo, no gustaba apostillaran como tal.

Si el tema de fondo “que la torturada relación de Bendrix y Sarah sirve para ilustrar, es si Dios existe y si su existencia, tal y como está concebida por la teología católica, es compatible con una vida que no exija de los creyentes el heroísmo, la santidad, que congenie con los vaivenes y quebrantos de la normalidad” –sigue diciendo el escritor peruano (p. 304)-, el argumento desarrolla un triángulo amoroso. Es verdad que peculiar porque contempla el máximo sacrificio de la mujer en pro de su amante. Y, por fin, la amistad solidaria de los dos hombres –marido y amante- unidos en la desgracia.

El progreso del alma hacia lo divino en una mujer frívola, mentirosa y con evidentes debilidades en su relación con los hombres queda soterrado y solo se descubrirá en un segundo momento a través del diario y una carta de la protagonista a su amado que revelan su proceso hacia la fe como drama y agonía. Sarah es una mujer misteriosa, compleja, escurridiza y ambigua en su aparente simplicidad; y el suspense respecto a sus andanzas y motivaciones es uno de los aciertos narrativos de esta novela.

Las figuras masculinas son más planas: Henry, el marido engañado y, como siempre, el último en enterarse, es un profesional de prestigio enamorado de su mujer pero incapaz de manifestarlo. Bendrix, el amante, un escritor de mediano éxito, es el narrador en primera persona que en sucesivos flashback revive su historia en la que se entrelazan lo profesional y lo amoroso. Un simple affaire se transforma en amor pasión stendhaliano, compatible con un odio desbordado, que le enfrenta a un Dios en el que no cree, pero que supone su contrincante, quien le robó la amada.

El final abierto decepciona, según Vargas Llosa, a pesar de “la eficacia de su estilo y la delicadeza de su construcción, así como la profundidad y complejidad de la que, por lo general, están exentas sus ficciones” (p. 308). Para el peruano, Greene no se atreve a “jugar a fondo sus cartas” aceptando la realidad de lo extraordinario, como sucede en la magnífica película Ordet. No estoy tan de acuerdo con su enfoque: si la rebeldía contra lo posible divino es muy sintomática del hombre de la modernidad, su desencanto final adelanta la posmodernidad en que el hombre pacta y no se hace las grandes preguntas. De ahí el interés y la vigencia de una novela que al lector ponderado llevará, paradójicamente, a replantearse las grandes preguntas.


El final del affaire.

Graham Greene.

Traducción de Eduardo Jordá. Epílogo de Mario Vargas Llosa.

Barcelona, Libros del Asteroide, 2019.

ISBN 9788417007805

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