Descubriendo al Dios de la cotidianeidad 

Antonio José Mellet es sacerdote, vicario judicial de la Archidiócesis y rector de la Basílica de la Esperanza Macarena. 

Dialogar con Antonio Mellet es inspirador, no sólo por su cercanía y serenidad a la hora de hablar, sino por su forma de encontrar a Dios en cada experiencia cotidiana de la vida. Sus “experiencias maravillosas”, como él las llama, se dan cada día en el ejercicio de su ministerio sacerdotal: escuchar a alguien que lo necesita, celebrar la Eucaristía, ayudar a los alejados a encontrarse con Cristo nuevamente… Para Antonio, en este quehacer diario, lejos de convertirse en rutina, Dios se hace patente. 

La inmensa alegría de ser sacerdote

Este sacerdote sevillano lleva siendo fiel a Cristo desde los 23 años, aunque su vocación viene de largo. Con apenas 14 ingresó en el Seminario Menor, “aunque en mis tiempos no había régimen interno -apunta-, sino que íbamos solo un día a la semana”. Recuerda aquellos años con mucho cariño y asegura que “algunos de los compañeros que hice entonces, que ahora son también sacerdotes, son hoy mis mejores amigos”. Hasta su ordenación sacerdotal reconoce que su fe “había sido muy lineal”; fue precisamente después “cuando despegué espiritualmente y empiezo a conocer más profundamente a Cristo y a asumir la inmensa alegría de ser sacerdote”.

«En el quehacer diario Dios se hace patente»

En estos 18 años de ministerio muchos son los momentos importantes vividos por Antonio, aunque destaca cuatro que, especialmente, han marcado su vocación: “en primer lugar, el fallecimiento de mis padres que me obliga a reorientar mi vida y dar testimonio de nuestra fe en la resurrección”; posteriormente, tuvo la oportunidad de ver la Sábana Santa, “aquello despertó en mí una gran confianza en el Amor que Jesús me tiene porque pasó por una muerte atroz por mí”; más tarde, en 2011, en una situación vital difícil, Antonio realizó un Cursillo de Cristiandad que le ayudó a “reencontrarme con Cristo y reafirmarme en mi vocación”; por último, más recientemente, peregrinó a Tierra Santa “donde viví un encuentro especial con el Señor desde la alegría”.  

El vicario judicial de la Archidiócesis hispalense es (además y entre otras cosas) rector de la Basílica de la Macarena y director espiritual de esta hermandad, así como viceconsiliario del Movimiento Cursillos de Cristiandad, dos cargos que desempeña “con emoción y gran gratitud” por los vínculos personales que le unen a ambas entidades. 

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