Sábado de la 22ª semana del Tiempo Ordinario (B)

Lectura del santo Evangelio según Lucas (6, 1-5)

Un sábado, iba él caminando por medio de un sembrado y sus discípulos arrancaban y comían espigas, frotándolas con las manos. Unos fariseos dijeron: «¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?». Respondiendo Jesús, les dijo: «¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, y tomando los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, comió él y dio a los que estaban con él». Y les decía: «El Hijo del hombre es señor del sábado».

Comentario

«El Hijo del Hombre es señor del sábado»

     El sistema religioso al que había llegado Israel y vivido meticulosamente por los fariseos y escribas, había colocado la Ley en el centro de todo. Jesucristo viene a situar en el centro de todo al hombre, porque es el centro del corazón de Dios, el ser humano al que creó a su imagen y semejanza.
     La Ley es la herramienta que tiene que ayudar al pueblo de Israel a destacarse, entre los demás pueblos de la Tierra, como el pueblo elegido por Dios que, siguiendo sus mandatos y decretos, actúa y vive de una manera determinada, de forma que por su comportamiento llame la atención de los demás pueblos, que admirados quieran ser como ese pueblo y abandonando a sus dioses se adhieran al Dios de Israel.
     La obsesión por la Ley de los fariseos los hace caer en el ridículo, vienen a quejarse porque los discípulos han arrancado unas espigas y frotándolas con las manos se comen el grano. ¡Ni que estuviesen cosechando y sudando a chorros!. No están haciendo ningún esfuerzo físico que prohíba la Ley pero la obsesión lleva a mirarlo todo con lupa y quejarse por lo más mínimo, aunque como les dice Jesús, en otro momento, «filtran el mosquito y se tragan el camello».
     A esos que se están quejando por lo que hacen los discípulos, mientras atravesaban un sembrado, se les podía haber preguntado: «¿y ustedes qué hacen aquí, cómo han venido?» Porque son muy tiquismiquis para los demás pero para lo suyo quizás no tanto.
     «El Hijo del Hombre es señor del sábado», en el centro la persona no el cumplimiento y antes de acusar mirarse al espejo, pues no se puede estar dando importancia a la mijita en lo que dice la norma y despreciando a la persona, cuando no pretendiendo condenarla.

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