Sábado de la 5ª semana de Pascua (B)

Lectura del santo Evangelio según Juan (15, 18-21)

Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amara como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad lo que os dije: “No es el siervo más que su amo”. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardan la vuestra. Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.

Comentario:

«No es el siervo más que su amo»

     Es algo obvio que el siervo no es más que su amo, y si se trata de los que nos decimos seguidores de Jesús más aún. Sin embargo, algunas veces no es la imagen o la sensación que damos, cuando vamos por la vida esperando (si no casi exigiendo) que nos pongan una alfombra roja. Seguimos a quien nació, vivió y murió con la mayor humildad, «como uno de tantos». Y como el siervo no es ni puede pretender ser más que su amo, constantemente hemos de estar en proceso de conversión, para despojarnos de todo orgullo y soberbia.
     A veces encontramos reacciones poco afortunadas ante la discriminación, las críticas y las más que desafortunadas intervenciones de algunos políticos que quisieran arrinconar y eliminar (si pudieran) a la Iglesia de la sociedad. Si difamaron a Jesús, no debemos esperar más; si lo condenaron injustamente, no debemos pretender que nos aplaudan.
     Cuando no sea por una cosa será por otra, siempre habrá quien pretenda ser Nerón o alguno de aquellos que quiera acabar con la Iglesia y con los cristianos, ofendiendo nuestros sentimientos religiosos, destrozando nuestro patrimonio o con cualquier cosa que consideren muy progresista.
     Ha ocurrido siempre y seguirá ocurriendo, pero Cristo resucitó de la muerte, la luz venció a las tinieblas, el amor triunfó sobre el odio, la verdad prevaleció a la mentira. Así, seguiremos con valentía y con toda humildad a nuestro Señor, cargando la cruz en el camino de la vida con la alegría de saber que si bien «el siervo nunca es mayor que su amo», lo suyo es seguirle muy de cerca, tratando de identificarse lo más posible con Él.

 

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