Miércoles 3ª semana de Cuaresma (A)

Lectura del santo evangelio según San Mateo (5, 17-19)

No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.

Comentario

Quien los cumpla y enseñe será grande

En apariencia, parece una contradicción enorme viniendo de Alguien que ha hecho de la libertad ante la ley una norma de conducta. Cómo es que Jesús habla de la Ley y de los Profetas con el respeto y hasta la reverencia que aquí demuestra. Nosotros mismos querríamos que aboliera todo lo que había antes que Él, en ese estilo que el lenguaje coloquial identifica como actitud adánica, porque viene de Adán. Muchos no terminan de entender el Antiguo Testamento y, aunque sin llegar al nivel del hereje Marción, preferirían que la venida de Jesús hubiera arrasado con las raíces de nuestra fe y hubiera plantado un nuevo árbol. Pero nada de eso nos dice en esta perícopa de Mateo, sino todo lo contrario: viene a darle plenitud a todo lo que los judíos han creído antes que nosotros. Jesús toma la Ley y los Profetas como ese elástico distendido que no sirve para nada hasta que lo estira y lo pone en tensión para que cumpla su función de abrochar o de sostener. Por eso quien cumpla los preceptos y los enseñe, los valore y los ponga de manifiesto, será grande en el reino de los cielos.

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