Martes de la 34ª semana del Tiempo ordinario (B)

Lectura del santo Evangelio según Lucas (21, 5-11)

Y como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida». Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».

Él dijo: «Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».

Entonces les decía: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo».

Comentario

No quedará piedra sobre piedra
La visión apocalíptica del discurso escatológico de Jesús se inicia en Jerusalén, contemplando el templo y su belleza. Quién no ha escuchado en estos últimos meses un lamento en parecidos términos: lo hermoso de la Creación, asaltado por la sucesión de noticias sobrecogedoras que nos revelan nuestra propia fragilidad, como el coronavirus pandémico, la erupción de un volcán o el sufrimiento sin nombre que sigue acechando a nuestro lado. Jesús nos tranquiliza, aunque parezca lo contrario, porque el tiempo de gracia de Dios nos ha instalado en un hoy permanente del que está excluida la zozobra por el porvenir. Sabemos que no quedará piedra sobre piedra, pero eso no es motivo de angustia para el cristiano, que no demanda de Dios una explicación convincente de cuanto está ocurriendo, sino la misericordia necesaria venida de su mano para atravesar el tiempo de la prueba. No es cuestión de engañarse ni de dejar engañarse, sino de confiar esperanzadamente en el último día, cuando todas las cosas vuelvan a hacerse nuevas recapituladas en Cristo. Tal horizonte es el que nos llena de paz.

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