Santos Andrés Dung-Lac presbítero y compañeros, mártires (C)

Lectura del santo Evangelio según Lucas (21, 20-28)

Y cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción. Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son días de venganza para que se cumpla todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días! Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por gentiles, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles.

Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación».

Comentario

Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube

Continúa el discurso escatológico dividido en dos partes: la primera, la destrucción de Jerusalén; la segunda, la parusía o segunda venida de Cristo a la tierra, esta vez en gloria y con majestad. Puede que la primera, la devastación de la capital político-administrativa-religiosa de Israel sea una incorporación a posteriori, una vez comprobada la aniquilación que causaron las legiones romanas de Tito en el año 70. Pero eso no le quita ningún valor porque esa destrucción cabe interpretarla en términos espirituales. Solo la venida de Cristo glorioso pondrá fin a la historia, solo su vuelta recapitulará todas las cosas en él para hacerlas nuevas. Esa es la esperanza que debe mantenernos unidos a la Iglesia, que él instituyó depositaria de su enseñanza. No importa del tiempo físico del que estemos hablando aunque sepamos que la Tierra y el Sol que la alumbra tienen una fecha de caducidad, sino de un tiempo que debe cumplirse para dar paso al tiempo  pascual. 

 

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