Miércoles de la 34ª Semana (B)

Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,12-19):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».


Comentario

Ni un cabello

A punto de entrar en el Adviento, siguen acumulándose las lecturas escatológicas sobre el fin de los tiempos. En el Evangelio del día, Jesús tranquiliza a sus seguidores después de anunciarles penas sin número: «Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá: con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas». También nosotros solemos caer en la desesperanza o en la falta de fe cuando miramos alrededor y contemplamos cómo el mal se extiende por el ancho mundo y los cristianos son perseguidos. En nuestra realidad cercana, diríamos incomprendidos. Nada de eso puede llevarnos a flaquear; al contrario, es motivo para fortalecernos, para dar un testimonio que conmueva a quienes lo escuchen porque no será de nuestra cosecha sino del Espíritu. Ni uno solo de nuestros cabellos perecerá quiere decir que hasta lo que nosotros vemos menos valioso, lo es para Dios. No va a dejarnos caer. Y la prueba la tenemos en que no va a dejar caer ni uno solo de nuestros cabellos. 

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