“Tenemos que volver a la fuente del primer anuncio” 

Pedro Rincón y Rincón es Sacerdote y Director espiritual del Seminario Redemptoris Mater.

En distintos rincones de España e Iberoamérica, Pedro ha ido sembrando la Buena Noticia durante toda una vida. Este año ha cumplido sus bodas de oro sacerdotales, casi una heroicidad si tenemos en cuenta que, en la sociedad actual, cada vez es más difícil mantenerse fiel ante cualquier compromiso adquirido. Sin embargo, Pedro nunca tuvo dudas de su vocación.  

En el Camino Neocatecumenal

Con tan sólo 11 años inició su formación para ser sacerdote salesiano, y confiesa que “apenas tuve que esforzarme, porque el Señor me daba la gracia”. En 1969 se ordenó y lo destinaron al colegio de Triana. En este tiempo conoció el Camino Neocatecumenal, un acontecimiento que cambiaría para siempre su vida, ya que “a los dos años me levanté como catequista itinerante”. Cuenta cómo su provincial comprendió que este giro en su ministerio “era voluntad de Dios”, así que iniciaron los trámites para ser incardinado en la Diócesis de Murcia.  

Su tarea misionera le llevó por Cádiz y Ceuta (durante 7 años), Chile (2 años), Bolivia (8) y Guatemala (1). De su experiencia en Iberoamérica comenta que le sorprendía “la cantidad de kilómetros –casi 40- que hacían los fieles para ir a Misa y escuchar la Palabra de Dios” y se admiraba de la “fe profunda de las gentes” que “dio abundantes vocaciones entre los jóvenes”. En el lado opuesto, a Pedro le preocupan aquellos bautizados que se alejan de la Iglesia e insiste en que “debemos hacer un esfuerzo para anunciar el amor de Jesucristo; tenemos que volver a la fuente del primer anuncio y, aunque sea difícil, no desanimarnos”.  

Nostalgia de Sevilla

De vuelta a España sirvió en la Archidiócesis hispalense durante una década, y más tarde volvió a su diócesis, Murcia, hasta 2013. Entonces “mi Obispo, debido a mi edad y reconociendo la nostalgia que yo sentía, me concedió volver a Sevilla”.  

De su última etapa en la capital andaluza como vicario parroquial en la Concepción Inmaculada de Nervión, destaca “la comunión que veo entre los hermanos” y agradece “el amor y apoyo por parte del Arzobispo, así como la fraternidad y amistad entre el clero sevillano, que me sirve como empuje espiritual, para mantenerme firme en mi vocación”.  

 

Post relacionados