Vengadores: Endgame

Cada generación de cinéfilos tiene su momento histórico vivido ante una pantalla de cine. La generación de la década de 1970 lo experimentó con “Star Wars” (1977); los 80-90 marcaron las retinas con títulos como con Jurassic Park (1993) o Titanic (1997)… Pues bien, actualmente podemos estar viviendo una coyuntura similar a las anteriores con Vengadores: Endgame, película estrenada el pasado 26 de abril. Al menos, para el que redacta estas líneas se trata de un evento cinematográfico de obligado visionado, que señala un nuevo momento histórico para la joven generación actual.

Cuando hace un año Vengadores: Infinity War (2018) finalizó de la manera en que lo hizo, muchas han sido las teorías sobre como acabarían las últimas aventuras de estos superhéroes de la factoría Marvel conocidos como Los Vengadores. Sin embargo, los hermanos Anthony y Joe Russo, directores también de esta entrega, han optado por algo que nadie se había atrevido a hacer en filmes de estas características: romper los esquemas de todos los espectadores desde el comienzo del relato. De modo que, a partir de ahí, la historia queda completamente abierta y puede pasar cualquier cosa.

Sin caer en el spoiler, se podría decir que en “Endgame” confluyen varios géneros. No cabe duda de que estamos ante una cinta de acción y aventuras épicas; pero también de robos. Y, sin embargo, lo que la diferencia del resto de productos cinematográficos basados en los cómics editados en la última década, es que también se trata de una película sobre la pérdida y sus consecuencias. Nos presenta a unos héroes imperfectos, llenos de dudas y miedos, que afrontan de manera diferente la ausencia de un ser querido.

Pero hay algo en lo que sí coinciden nuestros protagonistas, que comprenden que para seguir adelante con sus vidas deberán apoyarse en un pilar importante y fundamental para cualquier persona: en la familia. Y no sólo en la familia de sangre, sino también en esa que cada uno va formando a lo largo de su vida: amistades que terminan convirtiéndose en compañías imprescindibles y que estarán contigo en los momentos buenos y en los malos. Amigos y amigas elegidos mutua y libremente, con los que siempre podrás contar.

Pienso que en estos tiempos de cierto pesimismo, frustración, temores e incertidumbre respecto al futuro, los espectadores necesitamos películas como esta. Películas que transmitan esperanza, que lancen mensajes de optimismo y de unidad. Que animen a trabajar juntos por un bien común, para lograr que este juego de la vida pueda tener un final feliz.

Juan Carlos Deán del  Junco

 

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