El camino

En 2019 recorrieron el Camino de Santiago 348.000 peregrinos, una cifra récord con picos en julio y agosto. Durante las dos últimas décadas el cine ha mostrado un creciente interés por indagar en ese algo especial que tiene el Camino. Lo ha hecho, a través de la ficción y del género documental, adoptando diferentes enfoques, aunque dominan dos tipos de propuestas: como experiencia enriquecedora meramente humana; y como la crónica de un proceso de conversión interior. A este segundo apartado pertenecen el documental Footprints, el camino de tu vida (Juan Manuel Cotelo, 2016), reseñado en su momento en esta sección; o The Way, una interesante película de 2010 disponible en Prime Video y que centrará la atención de estas líneas.

Con un presupuesto de cinco millones de dólares y producida por la empresa de Mel Gibson, The Way está protagonizada por un extraordinario Martin Sheen y dirigida por su hijo, Emilio Estévez, autor también del guion. Sheen se mete en la piel de Tom Avery, un reputado oftalmólogo que vive en California. Cierto día, una llamada desde Francia dará un vuelco a su vida: su hijo Daniel ha fallecido en un temporal en los Pirineos. Aunque padre e hijo no mantenían una relación cordial, Tom viajará hasta Francia para recuperar el cuerpo de Daniel, y acabará recorriendo el Camino de Santiago junto a varios caminantes con diversas heridas y motivaciones.

El filme discurre a través de escenarios espectaculares, contiene secuencias estupendas y una adecuada selección de canciones, aunque también es cierto que a veces hay una recreación excesiva que alarga el metraje, quizá por la intención turístico-promocional que también se evidencia en la producción. No obstante, la narración se sigue con interés y el espectador será testigo de ese doble viaje de Tom, físico e interior, común a tantos peregrinos.

The Way posee una intrahistoria que conviene conocer. Martin Sheen, que alcanzó fama mundial sobre todo a partir de Apocalypse Now (1979), es hijo de padre gallego emigrado a los Estados Unidos. En 2003, el conocido actor hizo el Camino de Santiago acompañado de uno de sus nietos, y quedó tan impresionado que animó a su hijo Emilio a filmar una película sobre la peregrinación. «Conocer Santiago me conmovió. Tengo un enorme e íntimo amor por mi fe: el catolicismo alimenta mi espíritu, me enseña a ser más completo y a unir la carne y el alma», declaró en una entrevista.

En resumen, una cinta con elementos muy positivos, con golpes de humor de buena ley y momentos de tensión y aventura, que aunque se queda algo corta en el aspecto espiritual de la peregrinación lo compensa con su honestidad.

Juan Jesús de Cózar

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