La vocación de servir a África

Francisco Ostos. Padre Blanco. Misionero en el Congo durante 40 años

Es granadino de nacimiento, pero se ha criado en Sevilla y ha pasado media vida fuera de su tierra. Todo comenzó cuando con 16 años sufrió un accidente que le mantuvo en cama durante un mes.

En este tiempo donde solía reinar el aburrimiento, “oía mucho la radio”, recuerda. Una tarde prestó atención a una noticia en la que anunciaban el asesinato de varios Padres Blancos en el Congo. “En ese momento sentí cómo Dios me llamaba y le dije que yo podía sustituir a aquellos hombres”. Y así fue.

Ser misionero

Siguiendo esta llamada, ingresó en los Misioneros de África Padres Blancos, lo que supuso “un orgullo y gran alegría para mi familia, que siempre me ha apoyado tanto económicamente en cada proyecto que hemos desarrollado, como con su oración”.

Del carisma de este Instituto Misionero, Francisco destaca el trabajo en equipos internacionales y la atención prioritaria al continente africano, así como a las necesidades de las comunidades africanas afincadas en otras regiones del mundo. “Esto nos lleva a transportar lo más puro de la fe, que es Jesús, y no lo folclórico de cada cultura”, explica.

Apoyo y acompañamiento

Precisamente ésta ha sido la principal misión de Francisco en la diócesis Mahagi-Nioka durante cuarenta años: “como misionero he visitado pueblos, construido escuelas y hospitales, apoyado obras de desarrollo y, por supuesto, administrado los sacramentos y acompañado a las personas”. Además, fue nombrado Administrador general de la diócesis durante más de una década. Un periodo que recuerda con cariño y en el que señala la creación de UNILAC, la Universidad del Lago Alberto.

Por otra parte, este misionero aprovecha para denunciar la difícil situación en la que se encuentra la República Democrática del Congo: “La guerra es permanente, hay matanzas y miles de desplazados y refugiados”. Las causas hunden sus raíces en políticas geoestratégicas en la que influye la pugna por los recursos y las ambiciones fronterizas.

Comunidades Vivas

Ante semejante drama “la Iglesia está siempre con los más necesitados, denunciando los entresijos del conflicto y haciendo que el pueblo se sienta atendido y acompañado”. No en vano, más del 70 % de los congoleños profesa la fe católica. En palaras de Francisco, “contamos con comunidades vivas, dinámicas y muy comprometidas”.

Para terminar, ensalza la primavera vocacional que, en general, se experimenta en este continente, enfrentada a “la aridez espiritual” de Occidente.

 

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