Martes de la 4ª semana de Adviento (C)

Lectura del santo Evangelio según Lucas (1, 39-45)

En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

Comentario

Bendita tú entre las mujeres
La Virgen camina desde Nazaret a Ein Karem siguiendo el mismo camino que hizo el Arca de la Alianza cuando el rey David la transportó hasta Jerusalén. María es el Arca de la Nueva Alianza que transporta en su seno la presencia de Dios entre los hombres. Busca el encuentro con su prima Isabel como busca el encuentro contigo en esta última semana del Adviento. Y a Isabel, el encuentro le trae el gozo que expresa con sus palabras, esa hermosa jaculatoria convertida en oración en el avemaría. Es imposible sentir la presencia de Jesús sin experimentar la alegría de saberse a salvo. Eso es lo que experimentamos en Navidad, ya tan cerca. Es lo que experimentamos estos días cuando intuimos que Jesús viene a nuestro encuentro de la mano de María, arca de la alianza como proclama la letanía.

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