Cátedra de San Pedro, apóstol, fiesta (C)

Lectura del santo Evangelio según Mateo (16, 13-19)

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?». Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas». Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo».

Jesús le respondió: «¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

Comentario

Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia
La Iglesia festeja hoy la cátedra de San Pedro, la primacía del apóstol en que se funda la preeminencia -en la caridad- de la Iglesia de Roma. Jesús está previniendo a sus apóstoles de lo que ha de venir, de las tempestades que azotarán a su Iglesia en dos milenios de existencia. Al lado de tantos martirios, cismas y conflictos que ha atravesado la santa Iglesia de Dios, nuestras crisis actuales parecen poca cosa: cada día tiene su afán. Lo hace inmediatamente después de preguntarle a sus discípulos por su propia identidad, porque la Iglesia no es sino manifestación de Cristo, de su condición humana y divina, ungida por Dios que sólo Pedro acierta a identificar. Eso le ha venido infundido por el Espíritu Santo, pero en cuanto Jesús anuncia el dolor, el sufrimiento, la pasión redentora que vivirá en Jerusalén, vemos el rostro humano de Pedro negando esa posibilidad. También la Iglesia muestra esa doble cara: santa, imbuida del Espíritu Santo, y humana, manchada constantemente por el pecado de quienes la forman. No está de más reflexionar sobre ello en este día en que festejamos la Cátedra de San Pedro.

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