Señor, ¿para qué valgo?

Se puede decir que estaba muy alejada, con problemas familiares, no me encontraba bien, y todos los días, me preguntaba a mí misma qué había hecho yo para esto… Señor, ¿para que valgo? No me sentía bien ni conmigo misma, pensaba que no valía para nada. Así un día y otro.

Pues un 23 de enero, le propusieron a mi marido hacer un cursillo de cristiandad en San Juan de Aznalfarache. Él preguntó si podía ir su mujer, le dijeron que sí, que así se une más el matrimonio, yo no sabía dónde iba y que es lo que me podía encontrar.

La primera noche, en el cursillo, no podía quedarme dormida, solo daba vueltas y más vueltas, pero al final me quedé dormida. Sentí un calor muy grande, era así, un calor que me quemaba. Andaba por un túnel muy oscuro, no veía nada, pero yo andaba y andaba y de repente vi una luz muy grande. Él estaba ahí, con los brazos abiertos. El rostro no se lo veía, pero su túnica salía como dos rayos de luz que brillaban mucho. Él me dijo una frase que yo no entendía puesto que yo no leía entonces ni la biblia, ni el evangelio, pero luego más tarde la entendí.

Cuando salí del cursillo se me apagó el móvil, llegué a mi casa buscando el pin del móvil como una loca. En uno de los cajones encontré una estampa del Sagrado Corazón. ¡Era la misma imagen que yo vi!, pero ya con su rostro entero.

Sentí entonces una llamada tan grande que necesitaba arreglar las situaciones que me rodeaban. Fue abriéndome caminos. Sentía que tenía que ayudar a los demás, buscaba comedores sociales, para descubrir qué es lo que podía hacer.

Me propusieron ayudar a los pobres y entré en Caritas, pero necesitaba dar mucho más amor. Me hablaron de visitar residencias de ancianos y personas enfermas… Ahí fue cuando me di cuenta que si valía, que ellos me necesitaban.

Luego me propusieron hacer un retiro, en el que profundicé todavía más en mi vida interior. Tenía el espíritu Santo dentro y sentí que esto no me lo podía quedar para mí sola, que se lo tenía su contar a todo el mundo.

Ese retiro fue decisivo para mi vida. Fue entonces cuando comprendí aquella frase que antes no entendía, me dijo que fuera pescador de hombres.

Rosa.

 

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