Descubriendo a San José en el Evangelio

José, el hombre discreto que siempre ha estado presente

Transcurrida la Navidad y ya de pleno en el tiempo ordinario, sin casi darnos cuenta nos topamos con una nueva Cuaresma, a la que anteceden los carnavales de tanta tradición literaria. Esta extraña pandemia parece haber anulado el tiempo. No hemos podido celebrarlos y así el pasado 17 de febrero, miércoles de ceniza, nos pusieron una ceniza cuasi virtual que nos recuerda un tiempo de penitencia para irnos preparando a la Semana Santa, la semana del Amor divino por excelencia. ¿O no es amor el dar la vida por el amado y, en el caso de todo un Dios, ser capaz de hacerse hombre y entregar hasta la propia vida por quienes había creado y se rebelaron contra Él?

En el ínterin, el 19 de marzo la Iglesia nos coloca la fiesta de San José. Ese varón justo que voluntariamente acogió como marido a su novia, María, embarazada milagrosamente del mismo Dios tras aceptar con un FIAT (“hágase en mi según tu palabra”) la misión de ser la Madre del Salvador propuesta por el arcángel San Gabriel.

José, aún más que la propia María, atraviesa discretamente las páginas evangélicas, como el varón justo, el protector de la Sagrada Familia. Casi no sabemos nada de él y eso ha tenido consecuencias: que, relativamente se haya escrito poco sobre su persona y lo poco, novelado, porque los datos históricos no dan para más.

La iconografía lo presenta siempre con la vara y el Niño en brazos, tradicionalmente bastante mayor (en apoyo de esa pureza vivida en un matrimonio peculiar). No obstante, debió ser un hombre joven, viril, lleno de vida, excelente persona y mejor artesano, conocido y querido por todos. Y muchas esculturas modernas así lo reflejan.

Este año el Papa Francisco nos ha dado una alegría: el 8 de diciembre pasado y con la carta apostólica Patris corde (“Con corazón de Padre”) ha promulgado todo un año en su honor, indulgencia plenaria incluida, con motivo del 150 aniversario de su proclamación como Patrono de la Iglesia universal. En el trasfondo de la Carta apostólica, está la pandemia de Covid-19 que -escribe Francisco- nos ha hecho comprender la importancia de la gente común, de aquellos que, lejos del protagonismo, ejercen la paciencia e infunden esperanza cada día, sembrando la corresponsabilidad. Como san José, “el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta”. Y sin embargo, el suyo es “un protagonismo sin igual en la historia de la salvación”.

Padre tierno y obediente, Padre en la acogida de la voluntad de Dios y del prójimo, Padre valiente y creativo, ejemplo de amor a la Iglesia y a los pobres, Padre que enseña el valor, la dignidad y la alegría del trabajo, Padre en la sombra, descentrado por amor a María y Jesús”… son ideas que va glosando el Papa. Siguiendo el ejemplo de la novela La sombra del Padre (1977), del escritor polaco Jan Dobraczyński, el Pontífice describe la paternidad de José respecto de Jesús como “la sombra del Padre celestial en la tierra”. Su figura es, por lo tanto, ejemplar, señala el Papa, en un mundo que “necesita padres y rechaza a los amos”, que refuta a aquellos que confunden “autoridad con autoritarismo, servicio con servilismo, confrontación con opresión, caridad con asistencialismo, fuerza con destrucción”.

Todo ello propicia la lectura de textos sobre San José. Recomiendo recuperar La sombra del padre, no solo por seguir la sugerencia papal sino porque es una deliciosa biografía ficticia, una novela entretenida que enganchará al lector. Y le descubrirá aspectos modernos en la figura de José: un hombre muy de oración y silencio, a la espera de algo distinto para casarse, un hombre viril pero capaz de que confiar y obedecer en el marco de una familia santa…

Y además, me permito recomendar una novedad: Descubriendo a San José en el Evangelio, escrito por Pedro Beteta en 2017 y que se reedita ahora oportunamente. Son 13 capítulos que arrancan con el despertar de su vocación y se cierran con su muerte y glorificación póstuma. El “álbum de fotos de San José” y su vida cotidiana, con tristezas (Belén, huida a Egipto, pérdida del Niño en el templo…) y alegrías se va desgranando ante los ojos del lector, siguiendo fielmente las páginas evangélicas, pero también planteándose los “por qué” de una vida especial: ¿cambio divino de planes? ¿Cuál pudo ser la señal? son alguno de sus epígrafes. Algo que lo hace muy actual.

Un libro útil como lectura y punto de arranque para la oración personal Un libro imprescindible para celebrar la próxima fiesta del 19 de marzo.

María Caballero


Descubriendo a San José en el Evangelio. 

Pedro BETETA

Madrid, Palabra, 2021. ISBN978.84.9061.508.9

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