Monasterio de la Encarnación, de Osuna

 

Acercarse a un monasterio habitado por una comunidad contemplativa no es solo hacerlo a un conjunto monumental de gran riqueza histórica y artística, aunque en gran cantidad de ocasiones sea así, sino que es tener la oportunidad de conocer a un grupo de hombres o mujeres que han optado por un modo de vida dedicado de forma preferente a la oración y a la convivencia fraterna. Monjes y monjas no se aíslan del mundo, sino de lo mundano. Es lo que intentamos conseguir desde esta sección denominada “Al otro lado del torno” y que en el caso que nos ocupa adquiere su más clara justificación.

El patrimonio monumental de Osuna es riquísimo. Pasear por sus calles, admirar sus fachadas y templos es uno de los mayores atractivos de nuestra provincia. La Colegiata y la Universidad destacan desde su altura sobre el caserío, pero basta descender unos metros por una empinada calle pavimentada de gruesos chinos, para acercarse a la sencilla y bellísima fachada del Monasterio de la Encarnación y dar fe de cuanto venimos diciendo. La portada de la iglesia a la izquierda, una cancela en el centro que da paso a un pequeño y sereno compás por el que se entra al museo, y una pequeña puerta entreabierta que da acceso al torno y los locutorios, ponen una nota modesta a la vez que entrañable a la imponente fábrica de la cercana colegiata.

El espíritu mercedario se pone de manifiesto nada más se toca el timbre del torno. La madre que nos atiende, Sor Marglet, es ya un adelanto de la acogida que tendremos en todo momento. Queremos visitar el museo y nos remite al compás donde nos recibe Sor Luz Amparo que nos ilustra sobre la orden y los avatares del monasterio a lo largo de sus siglos de historia. Admiramos el claustro con el zócalo de azulejos más bello que hasta ahora hayamos visto, su escalera monumental, el coro bajo, la sala de la virreina, sus joyas artísticas, la bellísima colección de Niños Jesús y otras obras de arte cuyo fin, como dice nuestra guía, es mover nuestro corazón a la oración y al encuentro con Dios. Sor Yeira nos lleva a la iglesia, con bóveda barroca de yeserías entre las que se incrustan pinturas del siglo XVIII, presidida por una imagen de la Virgen de la Merced. El museo conventual cumple ahora 50 años y en noviembre se celebrará una misa de acción de gracias.

Sor Olivia, Sor Luzline, Sor Inmaculada, Sor Mercedes, Sor Patricia, la de mayor edad y con la alegría reflejada en su rostro, Sor Estela… todas, en el locutorio, nos acogen con espíritu evangélico. Al otro lado del torno, no hay duda, habitan mujeres que están al tanto de los problemas del mundo y por eso rezan permanentemente por él, por los necesitados, por todos.

Ir a Osuna y no acercarse al Monasterio de la Encarnación es no hacerlo del todo. Tras admirar el museo, adquirir sus dulces es como llevar consigo un trocito de él. Yemas de San Ramón, bocaditos de anís y de chocolate, almendrados, tortas de limón, tortas sevillanas, los famosos bartolos y hojaldrinas… toda una delicia cuya lista figura al lado del torno. También hacen bordados por encargo. Dios nos espera al acercarnos a este monasterio y, no lo duden, merece la pena ir a su encuentro.

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Ismael Yebra


CONTACTO

Moansterio de la Encarnación (MM. Mercedarias Descalzas)

Dirección: Plaza de la Encarnación, nº 2

C.P. 41640. Osuna (Sevilla)

Teléfono: 954 81 11 21                                           E-mail: mercedariasdescalzasosuna@hotmail.com

Horario de misas: laborables (8.30) y festivos (8.15)

Horario de museo y torno: Diario, 10 a 14.30 y de 16 a 18h.

 

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