Serie Fratelli Tutti (VII) Un corazón abierto al mundo entero

Comentaremos, en esta nueva aportación en forma de ensayo corto, el capítulo cuarto de la Encíclica, que lleva por subtítulo “Un corazón abierto al mundo entero”. Creo que hay frases hermosas, y esta es una de ellas. El mundo como receptor de los sentimientos y afectos que surgen del corazón.

Nos dice el Papa Francisco que la afirmación de que todos los seres humanos somos hermanos y hermanas nos plantea una serie de retos que nos descolocan, nos obligan a asumir nuevas perspectivas y a desarrollar nuevas reacciones. Esta frase del Papa es para meditarla con calma y sobre todo con sinceridad, mirando realmente a nuestro interior. Los retos que nos sacan de nuestras mezquindades, nimiedades, mundos cerrados y espacios narcisistas realmente nos descolocan.

No es la tendencia hoy mirar al otro y sentirse uno con él, lo que obliga a adquirir nuevas perspectivas que nos conduzcan a la acción, a una acción transformadora de una realidad injusta para mucha gente. Al Papa Francisco le preocupan las fronteras porque las fronteras separan, establecen límites, fomentan la separación. Por eso nos dice el Papa que cuando el prójimo es una persona migrante se agregan desafíos complejos. Muchos pensamos que una forma de evitar migraciones obligadas, no facultativas, en masa y condiciones infames es, como dice el Papa, crear en los países de origen la posibilidad efectiva de vivir y crecer con dignidad para que puedan encontrar allí mismo las condiciones para el propio desarrollo integral. Pero no parece que el mundo marche por tal camino. Resulta esencial crear condiciones justas y equitativas en los países origen de las migraciones forzadas para evitarlas.

El Cambio Climático, es un tema del que el Papa Francisco habla a menudo, y es criticado por ello por determinados sectores católicos. No nos lo tomamos en serio, solo hay que recordar la Cumbre de Madrid. Debemos esperar un año para que en noviembre de 2021 en la Cumbre de Glasgow se tomen medidas, a seis años de la Cumbre de París. El Papa nos avisa de forma continua, leamos, por favor, Laudato Si´ del problema global del Cambio Climático. Dicho cambio global, junto con las guerras, es también una causa principal de las migraciones forzadas.

El Papa nos dice de forma clara que mientras no haya serios avance en crear soluciones en los países de origen nos corresponde respetar el derecho de todo ser humano de encontrar un lugar donde no solamente satisfacer sus necesidades básicas y las de su familia sino también realizarse integralmente como persona.

El Papa Francisco pide que conjuguemos cuatro verbos en relación con los migrantes: acoger, proteger, promover e integrar. ¿Qué significan estos verbos? Consultemos el diccionario de la RAE. Acoger es: “Recibir o admitir [una persona] a otra en su casa con el fin de tenerla como invitada, ayudarla o protegerla”. Proteger es: “Resguardar a una persona de un perjuicio o peligro”. Promover es: “Fomentar o favorecer la realización o el desarrollo de una cosa, iniciándola o activándola si se encuentra paralizada o detenida provisionalmente”. Integrar es: “Constituir un todo”. El Papa nos llama a conjugar estos verbos, creo que es muy claro el mensaje. Un mensaje que se debe materializar a nivel individual y colectivo. Son cuatro verbos que deben conjugar los gobiernos, en nombre de la fraternidad universal.

El Papa Francisco en la Encíclica plantea un panel de opciones imprescindibles como respuesta a la crisis humanitaria, que invito a leer en el documento original (apartado 130 del capítulo cuarto) que implica la migración forzada, ante la aparente imposibilidad de actuar inmediatamente en países de origen o dejar de favorecer acciones que favorezcan las migraciones. Nos recuerda el Papa el concepto de ciudadanía, que se basa en la igualdad de derechos y deberes bajo cuya protección todos disfrutan de la justicia. Es muy claro que ante problemas globales los países no puedan desarrollar por su cuenta soluciones adecuadas. El problema de las cruentas e injustas migraciones desde África hasta España no lo puede resolver solo España, es un problema no creado sólo por nuestro país, y necesita una solución colectiva ya que las consecuencias implican a toda la comunidad internacional. La solución pasa por un trabajo común, dice el Papa, por la gestación de una legislación global para las migraciones, como respuesta una emergencia global. Pero España debe responder. Pero una legislación que sea inclusiva frente a exclusiones injustas, equitativa frente a la inequidad, que fomente la justicia social y el desarrollo integral de la persona. Los cristianos no tenemos otro camino, no hay excusas. La legislación que propone el Papa debe servir, por una parte, para ayudar realmente a la integración de los migrantes en los países de acogida y, al mismo tiempo, favorecer el desarrollo de los países de proveniencia. Para el Papa la llegada de personas diferentes constituye una historia de encuentros entre personas y culturas, una oportunidad para el enriquecimiento y el desarrollo integral de todos. El Papa Francisco trata de proteger la diversidad mediante una acogida que permita seguir siendo ella a la persona diferente, y nos dice que las culturas diversas, que han gestado su riqueza a lo largo de siglos, deben ser preservadas para no empobrecer este mundo.