Superación

La historia de la familia Antetokounmpo

Disney+, la plataforma de Disney para los hogares, estrenó recientemente “Superación: La historia de la familia Antetokounmpo”. La cinta narra la asombrosa, real y desgarradora historia de una familia africana.

El matrimonio Antetokounmpo emigra desde Nigeria hasta Grecia. Sin gran convencimiento y con enorme dolor, deciden dejar con los abuelos a Francis, su único hijo, previendo los peligros que han de afrontar. Y así es. Una vez parten, viven una escalada de violencia, incomprensión e injusticia que les mantendrá en una permanente e insana tensión durante largos años.

En un contexto tan adverso, y aunque parezca inverosímil, logran aumentar la prole con 4 hijos más. La fe y la unión inquebrantables de la familia serán los apoyos necesarios para superar las innumerables dificultades que se les presentan, y son justamente los elementos basilares que vertebran esta historia.

Junto a la fe y la unidad, aparece la ‘fortuna’. El padre, que ejerció profesionalmente como futbolista en Nigeria, inicia a sus hijos en este deporte. Sin embargo, se topa con una realidad inesperada: el baloncesto se les da mejor. Esto, sumado a la gran altura de sus muchachos, los convierte en grandes atletas. No obstante, al ser considerados inmigrantes ilegales, no tienen nada fácil perseverar.

Lo increíble es que alcanzan la cúspide mundial del basket y 3 de ellos se convirtieron en 2021 en los primeros hermanos de la historia en ganar NBA. De los dos hermanos que restan, el mayor se dedica a la música y el menor se postula actualmente como la cuarta estrella de la familia en la archiconocida liga norteamericana.

Es una historia real que parece ficción. Pero conecta, además, con una problemática demasiado real y sobre la que el Papa Francisco ha puesto el foco de manera reiterada: la necesidad de acoger y acompañar a los migrantes, de facilitarles una vida digna, sigue siendo una propuesta que no siempre se lleva a término de manera prudente.

Volviendo al filme, Akin Omotoso, director nigeriano (“Vaya», 2016), lo hace francamente bien. Junto a él, Arash Amel («El último testigo”, 2012) resuelve el guion con maestría y Re Olunuga ofrece una propuesta musical con alma nigeriana. La suma de todos estos elementos consigue que el largometraje nos atrape de principio a fin.

Es una película algo cruda, tal vez, para los más pequeños de la casa, pero muy apropiada para los jóvenes. Como sucede con otros títulos de temática similar, puede servir como recurso para tratar en familia temas de calado como la inmigración y la acogida, o la perseverancia y la fe. Un filme que se disfruta y al que se le puede sacar un buen partido.

Guillermo De Lara

 

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