La educación de nuestros hijos

Qué difícil y necesaria es la tarea de reflexionar sobre nuestro rol de padres y educadores. Y lo primero es hacernos la siguiente pregunta ¿Educar Vs. instruir? Efectivamente, no profundizamos lo suficiente en la importancia que tiene la educación en el momento actual ya que nos estamos jugando el futuro de nuestra sociedad.  Nuestros niños y jóvenes serán los hombres y mujeres del mañana.

Y nos hacemos otra pregunta ¿Dónde se deben educar nuestros hijos e hijas? La respuesta seguro que todos la respondemos de forma unánime: la familia ya que esta es el lugar apropiado, aunque no el único, para adquirir una formación integral.

¿Y los padres cómo podemos ejercer de primeros educadores de nuestros hijos? Destacaríamos tres aspectos de otros tantos que podríamos mencionar: primero, la función de la educación no se podrá desarrollar de manera integral si no existe entre los padres una relación armónica; segundo, debemos cumplir con todas nuestras responsabilidades algo decisivo en la educación y por último, en el hogar es donde se cultivan los valores que posteriormente definirán la personalidad nuestros niños.

Por lo tanto la educación debe ser: razonable, respetuosa, íntegra, desinteresada y adecuada:

Razonable, ya que debe favorecer el desarrollo de las capacidades, cualidades y actitudes del hijo, de igual manera que debe ayudar a descubrir los errores con amor, paciencia y talento.

Respetuosa, aceptando que los hijos son seres humanos dotados por Dios de libertad total, respetada por Él y que nosotros, a imagen suya, debemos también respetar. No quiere decir que los padres debamos permanecer aislados de la vida de los hijos, tenemos que orientarlos para que puedan tomar sus propias decisiones.

Íntegra, el ser humano está conformado por inteligencia y espíritu, por tanto la educación debe atender tres áreas, es decir, deben desarrollarse íntegramente los planos de la vida en su cuerpo, alma y sentimientos.

Desinteresada, no existiendo egoísmos paternales/maternales, educar por amor, nunca en beneficio propio. Existen los hijos “utensilios”, aquellos utilizados por sus padres para su beneficio.

Adecuada, es importante estudiar el temperamento y el carácter de cada hijo, para comprenderlo y actuar de acuerdo con sus necesidades. Cada hijo es único e irrepetible, tal como Dios nos ha creado a todos y cada uno de nosotros, por tanto es necesario actuar según las diferencias individuales.

Y si miramos a nuestro alrededor e incluso a nosotros mismos, lo más importante y el mayor tesoro que nos han dejado nuestros padres en nuestra educación,  los VALORES, ese crecimiento y educación en las VIRTUDES, que todo ser humano necesita para alcanzar su felicidad.

Y de todo ellos como siempre haciendo de equilibristas en nuestra tarea educativa ya que educar en valores, también necesita de unas actitudes.

¿Y qué herramientas podemos llevar siempre como bandera? El diálogo, la comprensión, la compañía, amar y poner límites, el testimonio de vida nuestra como mejor enseñanza, el ejercicio de la responsabilidad,…

Y todo ello con una función de paternidad/maternidad responsable, no de paternalismo, que hace que nuestros hijos no reciban una educación para su buen desarrollo personal: respetando, ofreciéndose, donándose, confiando en la capacidad del hijo y fomentando esta, suscitando personas libres, preparando para que sean hombres y mujeres con responsabilidad, buscando la realización del hijo/a, y respondiendo a sus necesidades y expectativas.

¿Y cómo podemos hace todo esto?…

Educando desde las emociones, desde la empatía y desde el diálogo:

-Desde las emociones preguntándole ¿Qué te pasa?, ¿Cómo te sientes?, ¿estas tristes?, ¿estas enfadado/a?.

-Desde la empatía ¿Por qué crees que está llorando tu hermano/a?, ¿crees que estamos contentos con esto…?,

-y la parte importante, el poder del diálogo, y para ello debemos aprender a escuchar.

Los 10 mandamientos de padres cristianos que nos pueden ayudar a la educación de nuestros hijos:

  1. Ser nosotros ejemplo de integridad
  2. Edificar con nuestras palabras
  3. Instruir
  4. Proveer de alimento, cuidado y protección
  5. Disciplinarlos cuando es necesario
  6. Ser diligentes en conocer el estado de nuestros hijos
  7. Conocer a sus amistades y proporcionarles las adecuadas
  8. Orar por ellos
  9. Orar con ellos
  10. Pasar tiempo de calidad con ellos

¿Sabéis qué es lo más importante para cada uno de vuestros hijos?

Que sean felices en la vida, y que sean buenas personas llenas de valores/virtudes y alcancen esa plena felicidad viviendo la vida de Dios, ya que Él  es el único que nos puede proporcionar la verdadera felicidad.

Ánimo, tenemos la  gran tarea de ser padres y de hacer de nuestros hijos unos grandes hombres y mujeres del mañana en nuestra sociedad, hombres y mujeres plenos; los hombres y las mujeres santos del mañana.

Carmen Rodríguez
Delegación de Familia y Vida

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