Mulán

Mulán 2020 : la mujer da pasos de gigante en el cine

Corría el año 98 cuando una joven guerrera, Mulán, apareció en las pantallas de cine para contarnos una inolvidable historia de aventuras. Desde entonces han transcurrido más de dos décadas, pero sigue siendo una de mis películas favoritas de Disney, y tal vez os pase lo mismo a vosotros. En esa “Mulán” de animación se entrelazaban canciones de una enorme fuerza, mensajes poderosos y una acción trepidante, mientras éramos testigos del crecimiento de una joven que salva a todo un imperio. 

 

El pasado septiembre, 22 años después, la compañía del ratón parlanchín ha lanzado en su plataforma de streaming, Disney+, un remake de este clásico. Con algunas variaciones y la misma esencia, nuestra heroína ha obviado la gran pantalla (con razonable disgusto por parte de los exhibidores) para dar el salto directamente a los hogares. Es una apuesta arriesgada tratándose de una superproducción, que está forzada por la situación de emergencia sanitaria pero que debería ser un recurso pasajero por el bien del cine y de las salas comerciales. 

 

San Juan Pablo II hablaba del ‘genio femenino’, de aquello que hace que el protagonismo de la mujer deba ser cada vez mayor en la sociedad. La comprensión, la objetividad de juicio y la compasión, entre otros, son valores que la mujer tiene integrados en su forma de percibir el mundo y de amar a quienes la rodean. Salvando las distancias, este largometraje dirigido por la neozelandesa Niki Caro nos presenta un concepto similar. En la filosofía china se denomina ‘’ (pronunciado chí’) a la energía interior que poseen todos los seres vivos. Y queda patente en el filme que ese ‘ de Mulán atrae a todos, puede con todo y sería un absoluto desperdicio no aprovecharlo. Aunque estas capacidades se despliegan durante casi todo el metraje en el terreno bélico, late en el fondo la certera idea de que los dones no se nos dan para ocultarlos sino para compartirlos con los demás. 

 

La película no brilla especialmente por su faceta técnica o narrativa y resulta algo previsible. Sin embargo, aunque la reinterpretación de la trama original no sea deslumbrante, es amena y divertida. Hay, por otra parte, ciertos momentos que podrían parecer inverosímiles, pero no dejan de ser licencias permisibles en una cinta dirigida a un público infanto-juvenil. 

 

Mulán” 2020 es, en definitiva, una buena opción de cine familiar. Y a un precio asequible, especialmente para las familias más numerosas: su visionado es equivalente a lo que costarían 4 entradas en un cine el día del espectador. Un buen plan Covid, que puede dar pie a una interesante conversación posterior sobre el papel de la mujer. Si Karol Wojtyla nos pedía darle mayor protagonismo, deberíamos tomar nota. 

 

Guillermo De Lara 

 

Post relacionados