Pastores y Magos

Esta contribución al blog, en el camino navideño que vamos recorriendo, está dedicada a personajes esenciales de la tradición navideña, cargados de interpretaciones, como los pastores y los Magos de Oriente, los queridos Reyes Magos de nuestra tradición. En los belenes familiares de nuestra casas y también en los belenes de iglesias e instituciones, estos entrañables personajes ocupan un lugar especial y son muy valorados por los niños y niñas que los visitan. En el libro Camino de San Josemaría Escrivá, en su punto 557 se dice: “No me sonrío cuando te veo componer las montañas de corcho del Nacimiento y colocar las ingenuas figuras de barro alrededor del Portal. Nunca me has parecido más hombre que ahora, que pareces un niño”.

De hecho en nuestras casas, y tenemos recuerdos arraigados en la memoria al respecto a lo largo de los días de Navidad, vamos acercando los Reyes Magos al portal. Esta tradición la pasamos de padres a hijos y nietos.

Hablaremos primero de los pastores. Unos habitantes sencillos y pobres de Palestina que fueron los primeros testigos del milagro de la Encarnación del Hijo de Dios. En los Evangelios Canónicos solo aparecen en el Evangelio de Lucas (2, 8-20). Nos dice el evangelista, Y había unos pastores en aquella región que vivían en el campo y vigilaban los turnos de la noche en sus rebaños. Y un ángel del Señor se colocó sobre ellos y la gloria del Señor los rodeó y se atemorizaron mucho. Y les dijo el ángel: dejad de tener miedo, pues mirad, os anuncio una gran alegría que será para todo el pueblo, porque os ha nacido hoy en la ciudad de David un salvador,…, encontrareis una criatura envuelta en pañales y acostada en un pesebre. Y fueron a toda prisa y encontraron a María y a José y al niño acostado en un pesebre. Y se volvieron los pastores gloriando y alabando a Dios por todo cuanto oyeron y vieron.

Queremos recordar aquí en este inicio del año 2023 a Benedicto XVI, fallecido en estos días, y su libro La infancia de Jesús, una obra imprescindible como otras muchas de este Papa que en su labor escrita puso de manifiesto una gran altura espiritual y de pensamiento. Para nuestro Papa Emérito, ya en el cielo, los pastores ponen en relación la gloria de Dios con la paz de los hombres. Por un lado, dice Benedicto XVI que la gloria de Dios no es algo que los hombres puedan suscitar, la gloria de Dios existe, existe la verdad, existe el bien, existe la belleza, existen en Dios, dice el Papa, de modo indestructible. El Evangelio nos muestra que los pastores se apresuraron al escuchar la noticia dada por el ángel, y se pregunta Benedicto XVI, ¿Qué cristianos se apresuran hoy cuando se trata de las cosas de Dios? Y nos dice el Papa que el evangelista quiere decirnos que si algo merece prisa son las cosas de Dios. La idea esencial expresada en el libro citado es que los pastores ven desde dentro, como nosotros debemos hacer y así, como los pastores, dar gloria y alabanza a Dios por lo visto y oído, como refiere el Evangelio (Lc, 2, 20).

Los pastores son recogidos en la Historia de Cristo de Giovanni Papini, una obra que leí cuando tenía catorce años y me impresionó mucho. Dice Papini que los pastores viven solitarios y apartados, alejados del mundo y las fiestas. Estaban en vela cuidando sus rebaños en la larga noche del solsticio cuando llegó el ángel. Tras el anuncio de la buena nueva por parte del ángel, normalmente recogido en nuestros belenes hogareños con las correspondientes figuras, llegaron a la presencia de Jesús. Los pastores, de acuerdo con Papini, ofrecieron lo poco que tenían, aquel poco que cuando se entrega con amor es, sin embargo, tanto. Los pastores antiguos, aquellos hombres de buena voluntad para los que el ángel había invocado la paz, eran pobres y no despreciaban a los pobres. Sabían que aquel niño, nacido de pobres y en la pobreza, nacido inocente en la inocencia, nacido de pueblerinos en medio del pueblo, había de ser el redentor de los humildes. ¿Somos consciente nosotros cada Navidad del significado para nuestra vida individual y de comunidad de la realidad del mensaje? ¿Somos conscientes y creemos en la realidad transformadora del mismo? ¿Lo llevaremos a la práctica en nuestros ámbitos en este año que se inicia?

Nos manifiesta Remigio Vilariño S.J. en su libro Vida de Nuestro Señor Jesucristo, que cantaban los ángeles a los pastores y a todo el mundo “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”, que no fue otra cosa que lo que hizo Jesús en toda su vida, dar gloria a Dios y paz a los hombres. ¿Comprendemos en esta Navidad que debemos hacer lo mismo para que se imponga la justicia y la paz social?

José Luís Martín Descalzo, en su libro Vida y misterio de Jesús de Nazaret Tomo I Los orígenes, se plantea por qué dedica tanto espacio al hecho de la visita de los pastores. La explicación la da en relación con las ideas teológicas que encierran más que por el hecho narrativo en sí. Los pastores eran despreciados, los fariseos aconsejaban que no se les comprase ni lana ni leche porque podría ser robada y los tribunales no los aceptaban como testigos en los juicios. Sin embargo, es a los pastores a quienes Jesús elige como primeros testigos de su nacimiento. Se pregunta Martín Descalzo si los pastores comprendieron que habían entrado en la órbita de lo sobrenatural, pero lo que sí es cierto es que entendieron y se pusieron en camino. La Iglesia siempre debe estar en camino, en marcha, los católicos debemos hacer lo que hicieron los pastores, es decir, ponernos en camino y divulgar el mensaje adquirido y que viene al mundo cada Navidad, como una nueva oportunidad para transformar realidades. A María, de acuerdo con Martín Descalzo, le alegró la llegada de los pastores. Necesitaba que el mundo supiera que su Hijo había nacido, también por otra razón, era una prueba de que su Hijo era Dios, como dice Lucas (1, 52-53) el Dios que derriba del trono a los poderosos, ensalza a los humildes, sacia de bienes a los hambrientos y despide vacíos a los ricos. Los pastores pertenecían al grupo de los humildes y María, en su alegría, de acuerdo con Martín Descalzo, intuía ya cómo entendería a Jesús el pueblo sencillo. Quizás esa noche del solsticio, cuando los pastores se prestaron a divulgar la llegada del Salvador, una parte del mundo, el mundo bien establecido, el mundo con mayor riqueza, estaba demasiado ocupado, como dice el autor citado, en pudrirse para descubrir tanta alegría. Hemos visto en estos años de crisis económicas sucesivas como el rico se vuelve más rico. En este tiempo de Navidad no está de más recordar la situación económica de España, el país de la Unión Europea donde más ha aumentado la brecha entre ricos y pobres desde el año 2008, ¿es escuchado adecuadamente el mensaje que recibieron los pastores?

Nos escribe Francisco Fernández Carvajal en su obra Hablar con Dios Meditaciones para cada día del año. Tomo I. Adviento. Navidad. Epifanía que Dios quiso que los pastores fueran los primeros mensajeros que irán contando lo que han visto y oído. Y todos los que les escucharon se maravillaron de cuanto los pastores les habían dicho. Dice Fernández Carvajal que igualmente a nosotros se nos revela Jesús en medio de la normalidad de nuestra vida, y también es necesaria la disposición de sencillez y humildad de los pastores para llegar a Él. También que hemos de estar atentos para descubrir a Jesús en la sencillez de lo ordinario, es decir, envuelto en pañales y reclinado en un pesebre. María y José, nos dice el autor citado, invitan a los pastores a que entre en la gruta y vean al Niño, y quizás a que lo besen y le canten. Los pastores llevaron regalos, era la costumbre cuando se visita a un recién nacido, nosotros no podemos entrar en el portal sin un regalo, quizás es mejor en un alma más entregada, más limpia, más alegre, abierta al hecho de que Dios habite en nosotros con más plenitud, dice Fernández Carvajal, seamos pastores en un mundo que lo necesita.

Y ahora los Magos de Oriente, nuestros Reyes Magos de Oriente, aunque con total seguridad no eran reyes, sino que más bien eran magos o astrólogos, quizás científicos en el marco de su tiempo. En los Magos están representadas las personas de cualquier lengua y nación que se ponen en camino, iluminadas por Dios, para adorar a Jesús, y con ello iniciar el camino transformador de individuos y sociedades de su mensaje. En nuestros belenes familiares ocupan un lugar especial y en la tradicional Navidad que vivimos constituyen una parte esencial de nuestra fiesta, especialmente para los niños y niñas, pero también para los mayores. Los que hemos sido padres recordaremos siempre la visita con nuestros hijos al Cartero Real, la ilusión de sus ojos era muy tierna. Y los hijos de nuestros hijos vivirán la misma experiencia, y la tradición se mantiene como parte de la historia. Los Magos, posiblemente procedentes de Caldea, solo aparecen en el Evangelio de Mateo (Mt, 2, 1-18) en el conjunto de los cuatro Evangelios Canónicos: he aquí que unos magos de levante se presentaron en Jerusalén diciendo, ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues hemos visto su estrella en levante y vinimos para arrodillarnos ante él. Para el pueblo judío de la época de Jesús el concepto de Oriente era todo cuanto quedaba más allá del Jordán. En el texto no se dice cuántos eran.

El capítulo 4 del libro de Benedicto XVI La infancia de Jesús está dedicado a los Magos de Oriente y la huida a Egipto, a la que dedicaremos un post. Nos dice el Papa Emérito que difícilmente habrá otro relato bíblico que haya estimulado tanto la fantasía, pero también la investigación y la reflexión, como la historia de los Magos venidos de Oriente.  ¿Quiénes eran los Magos? Benedicto nos manifiesta el contenido polisémico del concepto, desde la casta sacerdotal persa a personas dotadas de saberes especiales de otras culturas. De acuerdo con Benedicto, utilizando como fuente a Mateo, se deduce que la sabiduría religiosa y filosófica es claramente una fuerza que pone a los hombres en camino, es la sabiduría que conduce en definitiva a Cristo. Esto debe hacernos pensar, la fuerza de la sabiduría y el conocimiento para hacer las cosas mejor para todos y no para destruir personas o comunidades. El mundo se arma cada vez más y de forma más sofisticada, un conocimiento para matar, una sociedad que incrementa su armamento con la justificación de que eso garantiza la paz. Seguimos sin saber realmente el origen del SARS-CoV-2. ¿Empleamos de forma correcta nuestros conocimientos? El conocimiento y la sabiduría son una regalo de Dios que debemos saber utilizar, como hicieron los Magos. Manifiesta Benedicto que la conjunción astral de los planetas Júpiter y Saturno en el signo zodiacal de Piscis, que tuvo lugar en los años 7-6 a.C., considerado como el verdadero periodo del nacimiento de Jesús, habría sido calculada por los astrónomos babilonios y les habría indicado la tierra de Judá y un recién nacido rey de los judíos; dicha conjunción dio lugar a la célebre estrella de la Navidad tan celebrada y siempre presenta en nuestros belenes. Los Magos, Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría (Mt, 2, 10). Dice Benedicto que los hombres de los que habla Mateo no eran únicamente astrónomos. Eran sabios, representantes del dinamismo inherente a las religiones de ir más allá de sí mismas, un dinamismo que es búsqueda de la verdad, la búsqueda del verdadero Dios y, por tanto, filosofía en el sentido originario de la palabra. Benedicto es muy lúcido en su análisis y dice que la sabiduría sanea y así también el mensaje de la ciencia. Para el Papa Emérito la racionalidad de este mensaje no se contentaba con el mero saber, sino que trataba de comprender la totalidad, llevando así a la razón hasta sus más elevadas posibilidades. Deberíamos pensar en esta idea. Así, los Magos se pusieron en el camino de Jesús, representando el anhelo interior del espíritu humano, la marcha de las religiones y de la razón humana al encuentro con Cristo, un profundo razonamiento de Benedicto. Los Magos se postran ante Jesús y le ofrecen sus dones: el oro, que hace referencia a la realeza de Jesús, el incienso se refiere al Hijo de Dios y la mirra, como referencia al misterio de su Pasión, de acuerdo con Benedicto.

Giovanni Papini en la ya citada obra Historia de Cristo tiene párrafos muy bellos sobre la visita de los Magos llenos de simbolismo. Para este autor, los Magos de Belén representan a las viejas teologías que vienen a reconocer la revelación definitiva: son la ciencia que se humilla delante de la inocencia y la riqueza que se postra a los pies de la pobreza. Una enseñanza para meditar en el mundo actual.

José Luís Martín Descalzo, en su libro Vida y misterio de Jesús de Nazaret, dedica el capítulo 8 a los Tres Magos de Oriente, manifestando que la visita de los Magos tiene que ver con el hecho de que Jesús viene a salvar a todas las naciones y no solo al pueblo judío, es decir, simboliza una apertura universalista de la misión de Jesús. El camino de los Magos iniciado hacia Belén implica una gran esperanza, el hecho de ponerse en camino, iluminados por una estrella, para adorar un recién nacido demuestra que sus almas estaban llenas de esperanza. Una esperanza que debemos saber mantener nosotros ante el hecho anual que representa la manifestación, que celebramos como Epifanía, de Dios vivo en la tierra. La Encarnación de Dios había   consumado una de las dimensiones de su plenitud: la Epifanía. Nos manifiesta San Josemaría Escrivá en su libro Es Cristo que pasa que “el nacimiento de Jesús significa, como refiere la Escritura, la inauguración de la plenitud de los tiempos, el momento escogido por Dios para manifestar por entero su amor a los hombres, entregándonos a su propio Hijo. Esa voluntad divina se cumple en medio de las circunstancias más normales y ordinarias: una mujer que da a luz, una familia, una casa”.

Jesús Arellano publicó en el año 2011 un libro titulado Los Reyes Magos son de verdad; la primera publicación del libro data de 1956. Destaca el autor el misterio de la Epifanía, que quiere decir manifestación, una llamada purificante, Dios encarnado, Niño aún, se manifiesta al mundo, una manifestación que es la llamada de Dios para formar, de acuerdo con Arellano, con el Hombre-Dios un solo pueblo, una gran familia. Añadiendo que la Epifanía es la llamada y la primicia de la incorporación a Cristo de toda la humanidad.

El libro Hablar con Dios. Meditaciones para cada día del año (Tomo I Adviento, Navidad, Epifanía) de Francisco Fernández Carvajal, dedica dos capítulos al tema de los Reyes Magos (páginas 345 a 360). Para el autor, el camino que conduce a Jesús está lleno de luz y alegría, simbolizado por la estrella, insistiendo en la idea, esencial de la Epifanía, de que hemos de estar atentos porque el Señor se nos manifiesta también en lo habitual de cada día. Incide Fernández Carvajal en la idea que nosotros podemos ser de aquellos que, estando en el mundo, en medio de las realidades temporales hemos visto la estrella de una llamada de Dios y llevamos esa luz interior, consecuencia de nuestro trato frecuente con Jesús, a través de las distintas formas de oración, la meditación y nuestro diálogo interior.

Avanzamos en el Tiempo de Navidad, un espacio temporal precioso para analizar nuestra vida, llenarla de esa luz que inunda nuestras calles y hogares como símbolo hermoso, luces necesarias, y facilitar que renazca en nosotros el mensaje de Jesús, Dios nacido en estos días tan especiales. La luz que ponemos en nuestras casas, en los belenes, en los balcones y ventanas de nuestros hogares, en las calles en cada barrio,  es un símbolo de unión de todos hacia todos en el afán común de conseguir una vida trascendente en nuestro ámbito diario que ayude a conseguir la transformación social que necesitamos.

Manuel Enrique Figueroa 

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